miércoles, 8 de abril de 2015

Via Verde del Eo (Pontenova-Lugo a San Tirso de Abres-Asturias)

Magnífica ruta la que forma esta vía verde que discurre por tierras de Galicia y Asturias, siguiendo el trazado de un antiguo tren minero, a lo largo del río Eo. Totalmente recomendable, tanto en bicicleta como caminando, 12 kms., sin desnivel aparente, con varios túneles, entre la localidad luguesa de A Pontenova y la asturiana de San Tirso de Abres. Obviamente, un adulto deberá regresar por el vehículo en A Pontenova o, de tener disponible, dejar un segundo coche en San Tirso. Se recomienda llevar frontales, contando con que la ruta tiene 6 túneles que, aunque tienen iluminación, en algunas ocasiones puede fallar o encontrarnos con focos fundidos.

En abril de 2015 visitamos por primera vez esta zona. Hemos vuelto en otras tres ocasiones, la última recientemente en 2019 (reportaje fotográfico vía verde visita 2019). Han pasado 4 años y muchas cosas han cambiado, por cierto, a mejor. La iluminación de los túneles perfecta. No hace falta frontales, aunque meter uno nunca sobra. Por lo demás, hemos notado un gran avance a nivel turismo en la zona. Si en nuestra primera visita eran muy pocos los ciclistas en la vía, en 2019 hemos observado una gran cantidad de visitantes en la zona, así como un número creciente de negocios vinculados al turismo. Es una zona preciosa que se merece esto y mucho más.

Para no repetir información, en la web de las vías verdes (aquí), está disponible la ficha técnica de la ruta, así como el correspondiente mapa y fichero kml para google-earth.

Se incluye fichero kmz con dos rutas de bici en la zona, la que nos trae a esta entrada, la Vía Verde del Eo, y la ruta da Férrea, que se recomienda combinar.

También recomendamos, como complemente a esta actividad, una ruta espectacular de senderismo en la zona, la Senda de la Fraga das Reigadas.

Por la noche, el día previo a la ruta, visitamos los hornos de calcinación de Pontenova (siguientes dos fotografías). Más información aquí y aquí



Iniciamos la ruta en la localidad de A Pontenova, que recorremos longitudinalmente, siguiendo el curso del río Eo.


Un pequeño mercado se ubica en las inmediaciones de los hornos.


Seguimos ruta por la acera, para evitar la carretera. Los pequeños aprovechan todos los puentes para cruzarlos una y otra vez.


Al salir de A Pontenova, nos topamos con unas instalaciones, que incluyen piscina, canchas de tenis, parque infantil y de mayores, merendero, etc. (siguientes fotografías). En verano puede ser un buen punto de partida para la ruta. Además, muy de agradecer al ayuntamiento de A Pontenova, en dicha zona han montado un área de autocaravanas. Nuestro agradecimiento al ayuntamiento y a sus habitantes, por saber comprender y respetar esta forma de viajar, esta forma de disfrutar de la naturaleza.





Seguimos ruta por carretera asfaltada, de acceso a algunos pequeños pueblos de la zona. En todo este tramo de carretera no nos topamos con ningún vehículo a motor. Aunque el tráfico es mínimo, un adulto debe ir en cabeza y otro cerrando el grupo. Circulamos en paralelo, en todo momento, al río Eo.


Varios merenderos se localizan en este tramo.


Que discurre por largas rectas, entre árboles.


Nuestros caminos siempre están vinculados a las cruces.


Y otro curioso merendero, en piedra, con una mesa redonda, ideal para reponer fuerzas. Aunque, estamos al inicio de la ruta, y no es necesario.


Nuestro camino continua por carretera, sin problema en cuanto a la seguridad, aspecto que no impide que se tomen las medidas oportunas.


Un cruce con otra carretera, y un puente a la izquierda, nos introduce en un camino de tierra, por el que seguiremos sobre nuestros vehículos a dos ruedas no contaminantes. Este puede ser otro punto de inicio de la ruta, al localizar un pequeño aparcamiento a la izquierda, tal y como se puede observar en la siguiente fotografía.


Luego empieza lo divertido, charcos y más charcos. Y, ¿qué niño se puede resistir a los charcos?.


Para de inmediato llegar al primer túnel de la ruta (siguiente fotografías).



¿Ponemos frontales o paramos para adaptar nuestras pupilas a la oscuridad?. En esta ocasión optamos por la segunda opción.


A la salida del túnel, un charco. ¿Lo evito o me meto?. Eso es lo que habrá pasado por sus cabezas. Obviamente, se meten.



El camino discurre por medio del bosque, con más y más charcos, que hacen disfrutar de la actividad. La lavadora tendrá que hacer su trabajo.



Para llegar a un segundo túnel, con un curioso trabajo de excavado en roca (siguientes fotografías).





Nuevas rectas, en compañía del río Eo, entre árboles, van acumulando kilómetros.


Y seguimos jugando con los charcos.


Para llegar a un tercer túnel. Este más estético, tal vez del gótico (-: Personalmente me gustan más los túneles del paleolítico.


Es momento de sacar nuestros frontales para iluminar el camino.


En un tramo del túnel nos llama la atención un conjunto de formaciones. No es una cueva natural, pero nos abre el apetito para volver pronto a nuestra actividad deportiva y científica principal, la espeleología.


En un punto de la ruta, un camino descendente nos aproxima a una de las muchas presas que frenan los ríos gallegos. Aprovechamos para hablarle a los pequeños de los salmones, que ascienden río arriba para desovar. !No, no, desovar no es echarse a dormir!. La construcción de presas por el hombre hace que estos peces no puedan ascender los cursos de agua o ríos, por lo que para reducir el impacto ecológico de estas obras hidráulicas, se suelen construir unas esclusas que facilitan el tránsito de los salmones. En las siguiente fotografía, la presa al fondo, formando un bonito salto de agua y, en primer plano, las esclusas salmoneras.


Al ver el salto de agua, los dos pequeños, rápidamente, preguntan, ¿cuándo volvemos a descender un cañón?. Se aproxima el verano, y ese será el momento de llevarlos a "barranquear".


De inmediato, llegamos a un cuarto túnel, este también de arquitectura gótica.


A la salida del túnel, un puente sobre el río Eo, a cierta altura.



Con unas maravillosas vistas sobre el río.


El verde predomina en todo el recorrido, con pequeñas aldeas a mitad de ladera.


Los mayores también disfrutan de los charcos y pequeños cursos de agua que atraviesan el camino.


Un quinto túnel nos sale al paso. Este nos gusta más, el gótico ha desaparecido, y su fisonomía es más del estilo paleolítico, aunque más bien podemos dejarlo en románico.



A la salida del túnel, de inmediato, un área de descanso en el margen izquierdo.


Sin una mano. Uno de los pequeños se pasa gran parte del recorrido practicando el manejo de bicicleta a una mano.


En la zona del merendero, al margen del río, una pequeña central hidroeléctrica, en bastante mal estado. El paso del tiempo, y la pillería de alguna gente carente de educación, le están pasando factura.


De todas formas, podemos observar magníficas estampas, como la de su generador de electricidad. Estas fueron las obras que, cuando nuestros padres eran jóvenes, impulsaron la ciencia y tecnología de este nuestro país. Al igual que antaño, ahora también necesitamos un nuevo impulso en ciencia y tecnología que nos haga avanzar, dar un nuevo paso adelante. Pero siempre sin olvidarnos de un factor muy importante, el medioambiental. De nada sirve avanzar a nivel tecnológico si, con ello, incrementamos el impacto y degradación de nuestro planeta.


En esta zona de descanso aprovechamos para reponer fuerzas e hidratarnos. Bueno, lo que coloquialmente llamamos beber agua y comer algo.


Después unos minutos de descanso, al sol, como las lagartijas.


En el siguiente tramo de la ruta se localiza un punto en el que se tienen que extremar las precauciones. El camino atraviesa la carretera principal que une las localidades de San Tirso y Pontenova, que tiene bastante circulación. Al otro lado de la carretera volvemos a nuestro camino de tierra, lejos de los vehículos a motor.


¿Quedará algún túnel más?, se preguntan los pequeños. Efectivamente, llegamos a un sexto túnel.


En el que hacemos uso de los frontales.



A la salida de este último túnel, se vislumbra la localidad de San Tirso de Abres.


Entre casas y algún pequeño cultivo, recorremos los últimos tramos de esta maravillosa ruta.


Finalizando esta andadura en el área recreativa de San Tirso.


Ahora, toca volver por el vehículo en A Pontenova. Ha sido un día estupendo, en una ruta totalmente recomendable para todas las edades, tanto en bicicleta como caminando.

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