►Cascadas de Irusta Enbido (Ibarrola-Barrio de Meaka-Irusta, Gipuzkoa)
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sábado, 12 de diciembre de 2020
lunes, 17 de febrero de 2020
domingo, 10 de noviembre de 2019
Cañón de Artazul o Arteta (Udarbe, Aizpun, Navarra)
Magnífico y espectacular descenso de la
Sierra de Goñi. Se puede afirmar que estamos en uno de los mejores descensos
de Navarra. Cañón variado y deportivo de gran interés estético.
Practicable todo el año, aunque se tiene que evaluar la posibilidad de crecidas
en época de grandes lluvias. El descenso nos proporcionará unas 3 horas de
actividad, según caudal y grupo, sin tiempos muertos entre dificultades. Evaluad los puntos de salto. La
mayor dificultad es de 40 metros, parcialmente en volado. Destaca su primer y
último rápel. No recomendamos este descenso para la iniciación a esta modalidad
deportiva. Descenso a dos coches. Ideal en primavera. Posibilidad de descenso durante todo el año. En cuanto a logística, recomendamos como
campamento base el Albergue-Posada Gure Sustraiak, en la localidad de
Ollo, próximo al descenso.
Antes de nada, incluimos un completo reportaje fotográfico del Artazul.
En cuanto a la aproximación, en la A15, de Pamplona/Iruña a San Sebastián /Donostia, coged la N240A a Irurtzun. Desde esta localidad la NA7010 hacia Anoz y la NA7020 a Ulzurrun. De la iglesia de esta localidad parte una pista hacia el Nacedero de Arteta (siguiente fotografía), que cogeremos hasta el aparcamiento en el que dejaremos el segundo coche de retorno (salida del descenso). No evaluar el caudal en el aparcamiento del segundo coche, ya que es muy superior al que nos encontraremos en el descenso. Unos metros por encima de dicho aparcamiento está el Nacedero de Arteta, que incorpora un gran caudal al cauce. Es preferible evaluarlo en el punto de inicio del descenso. Descenso y fotografías de actividad realizada en 2004.
Se aconseja dejar el coche fuera de la verja existente unos 200 metros antes del nacedero, ya que existe un horario de cierre, tanto a medio día como al final de la tarde. Con otro coche iremos a Ulzurrun y atravesaremos el Valle de Goñi, circulando paralelo al descenso, hasta la localidad de Arteta. Dejad el coche en el km. 13. Se aprecia una granja muy próxima. Desde este punto estamos en el cauce en poco más de 4 minutos (siguiente fotografía). Aunque en el libro de L. Mariano y M. Marcos se plantea la posibilidad de evitar la primera zona, por tener algo de vegetación, desaconsejamos totalmente esta opción. El primer P30 vale la pena, pese al corto sendero de vegetación que tenemos que recorrer para enlazar con la segunda parte del descenso.
Antes de entrar en la descripción del descenso, señalar que estamos en un magnífico descenso, deportivo y altamente entretenido. Destacar el trabajo del agua en la roca, con todo tipo de diversidad de dificultades (rápeles entre los 5 y 40 metros, algunos de ellos aéreos, saltos de distinta configuración, zonas estrechas escavadas, etc.). Sin duda alguna, un cañón para recordar y recrearse. Inolvidable su primera y última dificultad, un P30 y P40 parcialmente aéreos. Evaluad bien los puntos de salto. Se aprecian pequeñas panzas en varios laterales de las pozas por debajo del nivel del agua. En general, las instalaciones son buenas. Posibilidad de descenso todo el año. Ideal en primavera. Evaluad siempre el caudal. En verano puede llegar a secarse. A los pocos metros de entrar en el cauce, nos encontramos un primer rápel, se trata de un magnífico P30. Es el punto idóneo para cambiarnos y preparar el material (siguiente fotografía).
La instalación de esta dificultad (P30), con un pasamanos de aproximación inicial, se encuentra en el margen izquierdo. Avanzad con precaución hasta el inicio del pasamanos, evitando posibles resbalones. Una pequeña rampa inicial de unos 10 metros nos deja en un volado de 20 metros. El caudal de agua hace de este rápel un excelente inicio de descenso (siguientes fotografías).
Tras la recuperación de las cuerdas, progresamos por el cauce unos metros, un sendero por la izquierda, con algunas zonas de vegetación, nos permite avanzar rápidamente. Unos 200 metros y entramos en una zona (siguiente fotografía) de continuas dificultades y de gran valor estético y deportivo. Lentamente el cañón va cogiendo forma.
Unos rápeles de pequeñas dimensiones, próximos a los 10 metros, en una zona estrecha, nos dan paso a una sucesión de pequeños saltos. Ambos rápeles están equipados en el margen izquierdo. El primero de ellos presenta una caída de agua bastante abierta (siguiente fotografía).
Por su parte, el segundo concentra el agua en una pequeña sección (siguiente fotografía). Instalaciones formadas por parabolts con anilla en bastante buen estado. Estas dificultades no presentan mayor problema que el caudal que pueda tener el Artazul.
Una zona muy estrecha nos permite disfrutar de unas marmitas perfectas. El entorno es “inigualable” (siguiente fotografía).
Nos encontramos con una sucesión de pequeños saltos, que requieren de una evaluación del punto de recepción (siguientes fotografías).
Entramos en una nueva zona de pequeños rápeles, próximos a los 10 metros, que nos da acceso a una nueva zona estrecha (siguientes fotografías).
Tras la zona estrecha (primera fotografía), llegamos a un rápel de 13 metros, equipado en el margen izquierdo (segunda fotografía). En su base una gran gorga, en una zona muy encañonada, y de agua muy fría. Es febrero, no hace un buen día (climatológicamente hablando) y parece lógico que el agua no esté excesivamente caliente.
El cañón se estrecha por momentos, las paredes cogen toda una gama de tonos verdosos. El musgo hace de las suyas en las tonalidades del Artazul (siguiente fotografía).
Nuevos saltos nos salen al paso para nuestro deleite. El descenso va mejorando progresivamente, tanto estética como deportivamente. A los tonos verdosos se une también los fantásticos rojizos de la caliza. Esto si que es un espectáculo de luz y color. Tras el pasillo un pequeño nuevo salto con una panza en su base (siguiente fotografía). Como es lógico, no podemos resistirnos y, en base al color de la poza, seleccionamos el punto de salto que consideramos más profundo. Como siempre, cuando más oscuro más probable. Siempre y cuando no estemos en un descenso de roca volcánica de color negro o de una roca de tonalidades similares. Aunque, sobra decirle, mejor que alguien compruebe profundidad antes de todo salto.
Estamos en el último tramo del descenso. No menos interesante que el tramo recorrido. Un nuevo y caudaloso rápel, próximo a los 10 metros, que progresa totalmente en agua, nos hace despertar, el agua está un poco fría (siguientes fotografías).
El descenso se abre ligeramente y la fisonomía cambia. Paredes ampliamente laminadas nos ofrecen un espectáculo único (siguiente fotografía).
Estamos próximos al último y espectacular rápel. Pero antes podemos disfrutar de un minúsculo tobogán (siguiente fotografía).
Una zona de pequeñas dificultades nos deposita en la cabecera del último rápel, con magníficas vistas del circo (siguientes fotografías).
El agua se precipita sobre una rampa inicial, de aproximadamente 10 metros, para salir lanzada en un aéreo próximo a los 30 metros (siguiente fotografía). Una dificultad magnífica, tanto desde el punto de vista estético como deportivo.
La fisonomía de la pared del margen derecho, desde la cabecera de esta dificultad, nos muestra otro gran espectáculo.
Sobre esta dificultad (P40), la siguiente secuencia de fotografías hablan por si mismas.
Esto toca a su fin. Tras un buen aterrizaje, una mirada atrás nos permite observar esta última dificultad. El tiempo estimado del descenso, según caudal y grupo, es de 3 horas.
Una rápida progresión, unas veces por el cauce y, la mayor parte del tiempo, por un sendero en el margen derecho, nos deposita en el Nacedero de Arteta y en el coche. El retorno es prácticamente inmediato. Desde el Nacedero de Arteta al coche nos separan algo menos de 5 minutos.
INFORMACIÓN DE INTERÉS (FICHA TÉCNICA)
Fisonomía.: Cañón bien formado en caliza
Periodo.: Todo el año. Ideal en primavera. Se puede llegar a secar en verano. Evaluad caudal en cabecera.
Equipamiento.: Bueno (parabolts y anillas)
Material.: 2x40m. Cuerda de “backup”, equipo de descenso,
un equipo de ascenso, cordinos, maillones, casco y neopreno completo.
Horarios.: Acceso: 4m / Descenso: 3h (según caudal y grupo) / Retorno: 5m. (totalmente
aconsejable 2 coches. Existe la posibilidad de hacerlo con uno)
Bibliografía.: 1.
Mateos Marcos, Luis Mariano.: “Cañones. Pirineo
Occidental”. Ed. Elkar. ISBN.: 84-7917-167-7. 1998.
2.Michelin. Mapa de Carreteras y
Turístico. “España. Cantabria, País Vasco/Euskadi, Navarra – La Rioja, Castilla
– Madrid”. Escala 1:400.000. nº 442.
Dificultad.: Grado 3
ATENCIÓN.
Todos los cañones sufren modificaciones constantes, tanto por causas naturales
(crecidas, desprendimientos, etc.), como por artificiales (modificación de
instalaciones). Verificar siempre la situación, el caudal y las distintas
dificultades de los cañones.
viernes, 27 de septiembre de 2019
Cueva-travesía de la Leze con niños (Eguino, Álava, País Vasco)
Desde la misma autovía A-1, a la altura de la localidad de Eguino, observamos las grandes dimensiones de la boca de cueva de la Leze, salida de la travesía, con cerca de 80 metros de altura. En esta actividad atravesaremos de norte a sur el macizo de la Sierra de Altzania, por este espectacular curso de agua bajo tierra. El río Artzanegi atraviesa este macizo calizo formando un estrecho pasillo en cueva con todo tipo de dificultades. En el caso de ir con niños, recomendable los meses de estiaje, cuando el caudal es bajo. Material necesario.: 2 cuerdas de 25 metros + cuerda de "backup", neopreno completo, iluminación sumergible y equipo de progresión vertical. Actividad a un único coche.
Antes de nada, incluimos un álbum, reportaje fotográfico de la travesía de la Leze.
Quiero enviar un fuerte abrazo a mi buen amigo Pablo Fernández. La distancia, familia y rutina nos separa, aunque en ocasiones los muchos recuerdos de lo vivido juntos me acompañan. Fueron variadas las ocasiones en las que Pablo me habló de la Leze. Curiosamente nunca había llevado mis huesos a esta maravillosa cueva. Y que mejor que visitarla por primera vez que en compañía de los espeleólogos más pequeños.
En la zona de aparcamiento próximo a la Leze, nos encontramos con un grupo preparándose para la travesía. Me acerco y entro en contacto con Josetxo Arevalo, de la empresa Goiur Abentura. Como desconozco la Leze, le pregunto sobre qué ruta de aproximación, de las dos posibles, me recomienda. Es una maravilla encontrar técnicos en empresas del sector, dispuestos a ayudar e informar a los practicantes de este deporte. Este grupo entró por delante de nosotros. Al salir de cueva, paramos a darles de comer algo a los niños. Cuando regresábamos al aparcamiento nos encontramos a Josetxo y a una compañera que volvían a boca de cueva para ver si habíamos salido. Vieron que íbamos con niños y, una vez fuera con sus clientes, estuvieron pendientes de nuestra salida de cueva. Todo un caballero de la espeleología. Muchas gracias Josetxo. Sobra decir, que en el caso de que no seas del mundillo, y no tengas unos buenos conocimientos de progresión en cueva y cañones, es totalmente recomendable que recurras a las empresas del sector, y mucho más si vas con niños. Ellos te proporcionarán todo el material necesario y te guiarán de una forma totalmente segura en este tipo de entornos.
Antes de nada incluimos fichero kmz con el track de aproximación. Al respecto, existe dos posibilidades en cuanto a la aproximación, una más corta, pero con mayor pendiente y una zona en la que, en el caso de niños, será aconsejable montar cuerda y, otra, más larga, pero con menor pendiente y dificultad. En nuestro caso, seleccionamos la corta aunque, en tiempo, son similares, dado que montando cuerda, se sumarán unos cuantos minutos extra.
- Fichero kmz de la aproximación utilizada por el margen izquierdo del curso de agua.
- Fichero kmz de la otra aproximación, posiblemente sea la más recomendable para la actividad, por el margen derecho del curso de agua.
Todo tipo de información sobre esta travesía, dificultades, equipamiento, topografía, etc., disponible en wiki-infobarrancos de la Leze.
Desde el aparcamiento cogemos camino próximo a la boca de la Leza, por el margen derecho del curso.
No más de 100 metros y nos encontramos con una larga cadena que asciende por un sendero.
Seguimos dicho sendero en todo momento.
Hasta llegar a un tubo.
Luego la pendiente se incrementa y las vistas mejoran progresivamente.
Sin perder el sendero principal, nos alejamos de la zona de la Leze, para luego hacer un giro a izquierda que nos llevará hasta la cuerda de la montaña.
Las vistas nos hacen parar para disfrutar del espectáculo.
Desde la cuerda de montaña, siguiendo el track, iniciamos un descenso que, aunque es destrepable, recomendamos totalmente montar cuerdas, especialmente en el caso de llevar niños. La caída en esta zona es de más de 30 metros. Aunque en nuestro caso destrepamos el primer tramo, para montar cuerda en el segundo, sobre natural a un árbol, recomendamos descender en cuerda desde la parte superior, encadenando o fraccinando a los 10 metros aproximadamente.
En el segundo tramo montamos cuerda, con una vertical de unos 25 metros. Uno de los adultos destrepa esta zona por la derecha. Progresar en cuerda es mucho más seguro.
En la base de este tramo, iniciamos un descenso pronunciado por bosque. Cuidado con los resbalones.
Hasta que apreciamos la hoya de la Leze, con la boca de entrada a cueva, también de grandes dimensiones.
Toca pasar a modo neopreno, en una pequeña explanada ideal para tales tareas.
Por el margen derecho, una vez atravesamos el curso de agua, hay cabeceras para iniciar el descenso, en esta zona en seco. Para lo próximo descendemos por el agua.
Estamos en principios de agosto, y el caudal es bajo, algo que se agradece, especialmente con niños.
Ellos esperan en una gran repisa para juntarnos.
Empezamos por un largo pasamano, montado con cable en fijo, en el margen derecho.
Al final del pasamanos nos metemos en cuerda para acceder al curso de agua.
Desde la parte superior cae el agua formando pequeños saltos.
Las instalaciones son perfectas. En muchos casos con largos pasamanos para asegurar la progresión a la vertical. E incluso con pasamanos en ambos márgenes, para poder optar a una progresión fuera o dentro de línea de agua. También, no es el caso, para hacer el descenso con fuertes caudales.
Derecha e izquierda, vamos progresando en varias y pequeñas verticales.
Atrás dejamos los últimos rayos de luz de la boca de entrada.
Delante lentamente se hace una completa oscuridad.
En varias dificultades, contando con un caudal bajo, buscamos las instalaciones que nos permitan progresar en agua.
El frío, con este caudal, no hace acto de presencia en ningún momento. La temperatura del agua, para estar en cueva, es más que aceptable. Además, no son muchas las ocasiones en las que nos sumergiremos de cuerpo completo.
Los grandes bloques empotrados entre las estrechas paredes nos llaman la atención.
Ellos empiezan a ayudar en las tareas de mover cuerda.
Aunque no debemos olvidarnos que son niños, y jugar es su principal objetivo.
Progresión en cuerda, de poca dificultad técnica, considerando este caudal bajo, es la tónica general.
Siempre haciendo el pinzas, que si una oposición por aquí, que si ....
Observando nuevos empotres de bloques.
El más pequeño siempre dispuesto a ayudar con las cuerdas.
Con alguna dificultad aérea.
Toca recoger cuerda.
Los tramos entre verticales no son largos. Progresamos con calma, con algún que otro destrepe.
Miro atrás, y me lo encuentro jugando a hacer sombras con la luz de su frontal. Realmente están acostumbrados a moverse en cueva. La oscuridad y estos entornos empieza a resultarles bastante amigables.
Las dificultades suelen tener pasamanos para asegurar la progresión a vertical.
Ellos siempre buscando todo lo que pueda parecerse a un tobogán, por pequeño que sea.
Algunas verticales, en agua, son realmente estéticas.
Progresamos por un largo, estrecho y sinuoso pasillo, con el techo a gran altura.
A lo lejos se aprecia algo de luz. Estamos en las proximidades de la inmensa boca de salida.
Aunque todavía nos quedan unas cuentas dificultades. Esto no se ha acabado.
Ellos siempre encaramados a las paredes.
Ahora sí, esto parece que llega a su fin. Los contrastes hacen sus típicos juegos.
Pues no, no se termina, quedan unas pocas dificultades, estas en un barranco exterior, aunque todavía la gran techumbre de entrada nos da cobijo.
Una sucesión de dificultades en cuerda sin tiempos muertos constituyen esta tramo final de la travesía.
Con algún salto de agua espectacular, como el de la siguiente fotografía.
Para llegar al sifón. Sifón!!!. Con este caudal tenemos una bonita ventana sobre el agua para pasarlo sin dificultad alguna.
Hasta llegar al muro de una pequeña represa, saltable, que supone el final de la actividad.
Desde este punto, poco más de 40 metros y salimos a un prado. Continuaremos por el camino para, en unos pocos minutos, llegar al aparcamiento de partida. Una preciosidad de travesía.
Antes de nada, incluimos un álbum, reportaje fotográfico de la travesía de la Leze.
Quiero enviar un fuerte abrazo a mi buen amigo Pablo Fernández. La distancia, familia y rutina nos separa, aunque en ocasiones los muchos recuerdos de lo vivido juntos me acompañan. Fueron variadas las ocasiones en las que Pablo me habló de la Leze. Curiosamente nunca había llevado mis huesos a esta maravillosa cueva. Y que mejor que visitarla por primera vez que en compañía de los espeleólogos más pequeños.
En la zona de aparcamiento próximo a la Leze, nos encontramos con un grupo preparándose para la travesía. Me acerco y entro en contacto con Josetxo Arevalo, de la empresa Goiur Abentura. Como desconozco la Leze, le pregunto sobre qué ruta de aproximación, de las dos posibles, me recomienda. Es una maravilla encontrar técnicos en empresas del sector, dispuestos a ayudar e informar a los practicantes de este deporte. Este grupo entró por delante de nosotros. Al salir de cueva, paramos a darles de comer algo a los niños. Cuando regresábamos al aparcamiento nos encontramos a Josetxo y a una compañera que volvían a boca de cueva para ver si habíamos salido. Vieron que íbamos con niños y, una vez fuera con sus clientes, estuvieron pendientes de nuestra salida de cueva. Todo un caballero de la espeleología. Muchas gracias Josetxo. Sobra decir, que en el caso de que no seas del mundillo, y no tengas unos buenos conocimientos de progresión en cueva y cañones, es totalmente recomendable que recurras a las empresas del sector, y mucho más si vas con niños. Ellos te proporcionarán todo el material necesario y te guiarán de una forma totalmente segura en este tipo de entornos.
Antes de nada incluimos fichero kmz con el track de aproximación. Al respecto, existe dos posibilidades en cuanto a la aproximación, una más corta, pero con mayor pendiente y una zona en la que, en el caso de niños, será aconsejable montar cuerda y, otra, más larga, pero con menor pendiente y dificultad. En nuestro caso, seleccionamos la corta aunque, en tiempo, son similares, dado que montando cuerda, se sumarán unos cuantos minutos extra.
- Fichero kmz de la aproximación utilizada por el margen izquierdo del curso de agua.
- Fichero kmz de la otra aproximación, posiblemente sea la más recomendable para la actividad, por el margen derecho del curso de agua.
Todo tipo de información sobre esta travesía, dificultades, equipamiento, topografía, etc., disponible en wiki-infobarrancos de la Leze.
Desde el aparcamiento cogemos camino próximo a la boca de la Leza, por el margen derecho del curso.
No más de 100 metros y nos encontramos con una larga cadena que asciende por un sendero.
Seguimos dicho sendero en todo momento.
Hasta llegar a un tubo.
Luego la pendiente se incrementa y las vistas mejoran progresivamente.
Sin perder el sendero principal, nos alejamos de la zona de la Leze, para luego hacer un giro a izquierda que nos llevará hasta la cuerda de la montaña.
Las vistas nos hacen parar para disfrutar del espectáculo.
Desde la cuerda de montaña, siguiendo el track, iniciamos un descenso que, aunque es destrepable, recomendamos totalmente montar cuerdas, especialmente en el caso de llevar niños. La caída en esta zona es de más de 30 metros. Aunque en nuestro caso destrepamos el primer tramo, para montar cuerda en el segundo, sobre natural a un árbol, recomendamos descender en cuerda desde la parte superior, encadenando o fraccinando a los 10 metros aproximadamente.
En el segundo tramo montamos cuerda, con una vertical de unos 25 metros. Uno de los adultos destrepa esta zona por la derecha. Progresar en cuerda es mucho más seguro.
En la base de este tramo, iniciamos un descenso pronunciado por bosque. Cuidado con los resbalones.
Hasta que apreciamos la hoya de la Leze, con la boca de entrada a cueva, también de grandes dimensiones.
Toca pasar a modo neopreno, en una pequeña explanada ideal para tales tareas.
Por el margen derecho, una vez atravesamos el curso de agua, hay cabeceras para iniciar el descenso, en esta zona en seco. Para lo próximo descendemos por el agua.
Estamos en principios de agosto, y el caudal es bajo, algo que se agradece, especialmente con niños.
Ellos esperan en una gran repisa para juntarnos.
Empezamos por un largo pasamano, montado con cable en fijo, en el margen derecho.
Al final del pasamanos nos metemos en cuerda para acceder al curso de agua.
Desde la parte superior cae el agua formando pequeños saltos.
Las instalaciones son perfectas. En muchos casos con largos pasamanos para asegurar la progresión a la vertical. E incluso con pasamanos en ambos márgenes, para poder optar a una progresión fuera o dentro de línea de agua. También, no es el caso, para hacer el descenso con fuertes caudales.
Derecha e izquierda, vamos progresando en varias y pequeñas verticales.
Atrás dejamos los últimos rayos de luz de la boca de entrada.
Delante lentamente se hace una completa oscuridad.
En varias dificultades, contando con un caudal bajo, buscamos las instalaciones que nos permitan progresar en agua.
El frío, con este caudal, no hace acto de presencia en ningún momento. La temperatura del agua, para estar en cueva, es más que aceptable. Además, no son muchas las ocasiones en las que nos sumergiremos de cuerpo completo.
Los grandes bloques empotrados entre las estrechas paredes nos llaman la atención.
Ellos empiezan a ayudar en las tareas de mover cuerda.
Aunque no debemos olvidarnos que son niños, y jugar es su principal objetivo.
Progresión en cuerda, de poca dificultad técnica, considerando este caudal bajo, es la tónica general.
Siempre haciendo el pinzas, que si una oposición por aquí, que si ....
Observando nuevos empotres de bloques.
El más pequeño siempre dispuesto a ayudar con las cuerdas.
Con alguna dificultad aérea.
Toca recoger cuerda.
Los tramos entre verticales no son largos. Progresamos con calma, con algún que otro destrepe.
Miro atrás, y me lo encuentro jugando a hacer sombras con la luz de su frontal. Realmente están acostumbrados a moverse en cueva. La oscuridad y estos entornos empieza a resultarles bastante amigables.
Las dificultades suelen tener pasamanos para asegurar la progresión a vertical.
Ellos siempre buscando todo lo que pueda parecerse a un tobogán, por pequeño que sea.
Algunas verticales, en agua, son realmente estéticas.
Progresamos por un largo, estrecho y sinuoso pasillo, con el techo a gran altura.
A lo lejos se aprecia algo de luz. Estamos en las proximidades de la inmensa boca de salida.
Aunque todavía nos quedan unas cuentas dificultades. Esto no se ha acabado.
Ellos siempre encaramados a las paredes.
Ahora sí, esto parece que llega a su fin. Los contrastes hacen sus típicos juegos.
Pues no, no se termina, quedan unas pocas dificultades, estas en un barranco exterior, aunque todavía la gran techumbre de entrada nos da cobijo.
Una sucesión de dificultades en cuerda sin tiempos muertos constituyen esta tramo final de la travesía.
Con algún salto de agua espectacular, como el de la siguiente fotografía.
Para llegar al sifón. Sifón!!!. Con este caudal tenemos una bonita ventana sobre el agua para pasarlo sin dificultad alguna.
Hasta llegar al muro de una pequeña represa, saltable, que supone el final de la actividad.
Desde este punto, poco más de 40 metros y salimos a un prado. Continuaremos por el camino para, en unos pocos minutos, llegar al aparcamiento de partida. Una preciosidad de travesía.
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