El Barrasil fue nuestro primer descenso, hace un montón de
años. Con posterioridad se vuelve a hacer otras tres veces, aunque como salida
del descenso del Gorgas Negras. Es muy recomendable que todo descenso que se
planifique para niños sea ampliamente conocido por nosotros, o como mínimo
tener un leve recuerdo del mismo. Aunque, con el paso de los años, esos
recuerdos pueden variar mucho respecto a la realidad.
Existe mucha y variada información sobre este Barranco, así como videos, etc.Con esto en mente, el objetivo de esta entrada no es, en absoluto, proporcionar información sobre el mismo, únicamente aspectos relacionados con su planificación con niños.
Preparación previa y equipamiento.
Aunque es un descenso que no requiere vertical, en este
caso, metemos una cuerda de 15 metros y 3 equipos de vertical. En nuestra
memoria más lejana tenemos recuerdo de una zona de bloques que, aunque no nos
supuso problema alguno en su día, en el caso de niños, queremos tener algún
medio para poder descolgarlos e izarlos con toda seguridad, en el caso de ser
necesario. No hizo falta en el descenso pero hay que contemplar esta
posibilidad en todo descenso, aunque a priori sea de desarrollo horizontal.
El equipamiento de los pequeños debe ser de igual calidad
que el nuestro (neoprenos completos-en este caso de 3-4 mm.; escarpines; casco
de espeleo-cañones de su talla que, aunque no les suele gustar a los niños, es
fundamental hacer un buen ajuste del casco a sus pequeñas cabezas). Los
pequeños tienden a perder temperatura muy rápido y un correcto equipamiento es
fundamental. Además, en otro caso, lo que debería ser divertido para ellos, se
podría convertir en una mala experiencia y, por tanto, en un no querer volver a
meterse en un cañón. Es fundamental que se diviertan en la actividad y, en el
mejor de los caos, que les sea un día inolvidable. De todo el equipamiento de
los pequeños es el chaleco salvavidas, sin duda alguna y en el caso de que no
sepan nadar, el más importante. Este debe ser apto para la edad del pequeño, y
estar perfectamente adaptado-ajustado al mismo. Cada niño en estas condiciones,
con chaleco y sin saber nadar, deberá estar acompañado en todo momento de un
deportista adulto.
Otra parte importante es la alimentación. En estos casos los
tiempos de aproximaciones y descenso se incrementan considerablemente. Por lo
tanto, una actividad que no necesitaría de agua, comida, etc., o al menos de
muy poca, cambia considerablemente. Además, los niños no entienden de falta de
agua o comida para reducir peso, o ante una cierta actividad. Por lo tanto, se
mete en las sacas 3 litros de agua y comida variada.
En la parte de equipamiento, aunque existe el “kit”
recomendable de barrancos, en este caso es obligado un pequeño botiquín,
frontal, dos mantas térmicas y un par de velas y cerillas de las que encienden
mojadas. Cualquier incidente con un pequeño requerirá de facilitarles lo máximo
la permanencia en el barranco y, en ese sentido, unas mantas térmicas y una
vela para calentar el ambiente es algo fundamental. Es posible que en el futuro
también se añada algún saco de dormir mini en los botes estancos.
Aproximación.
Partimos de Rodellar y, con todo repartido en dos sacas
(para dos adultos), iniciamos la aproximación. Nos acompañan dos pequeños, uno
de 7 años, con un buen nivel de natación, y otro de 4, que únicamente se maneja
en piscina con manguitos.
Aunque lo ideal en barrancos para niños es que sean de aproximación inmediata, en este caso les tocará una cierta pateada que, en su caso, no es pequeña. Es fundamental que el caminar no se convierta únicamente en caminar. Debemos acompañarlo de juegos, historias sobre la zona, fantasmas, así como diversas explicaciones que les enseñe todo tipo de cosas sobre el entorno natural en el que se encuentran. Sin duda alguna Guara da mucho juego para todo esto.
Unas paredes repletas de escaladores les llama la atención. En los primeros tramos tratan de emularlos posiblemente pensando que esos techos están al alcance de cualquiera. Pronto descubren todo lo contrario. Pero bueno, el espectáculo de tanto colgado nos da juego para contarles todo tipo de historias, así como para comentarles algunos detalles sobre este deporte y sus practicantes. Entre otros aspectos les hablamos de una cosa llamada gravedad y que, en Guara, no afecta a todos por igual.
Un poco después estamos en el río, ese río, el Mascún, una
auténtica maravilla natural. Cruzarlo en un par de puntos del recorrido sin
mojarte se convierte en un reto para los pequeños. Ayudamos a uno y luego vamos
por el otro pequeño. Al otro lado vemos que el primero está entretenido y
curioseando con algo. Al llegar, una culebra escapa del pequeño. Es un animal
que fascina a los niños y, en muchos casos, les produce un cierto temor. Es la
primera culebra en libertad que ven en su vida. Surgen todo tipo de preguntas.
Que si cuantas hemos visto en nuestra vida. Si nos ha picado alguna. Que si te
pican mueres, etc., etc., etc. En resumen, tal y como pudieron comprobar, esa
culebra tenía muchísimo más miedo de nosotros, que nosotros de ella. No perdió
nada de tiempo en desaparecer de nuestra vista.
La surgencia de Mascún les llama la atención, la roca escupe
agua. Los pequeños recuerdan alguna de sus actividades de espeleo y que bajo
tierra existen grandes cantidades de agua. Y que cuando los volvemos a llevar a
Cortiñas.
Después aparece una formación natural que, aunque la hemos
visto una gran cantidad de veces, siempre nos deja perplejos, el delfín de
Guara. Este puente de roca nos da mucho juego para, entre otras historias,
contarles como se forman estos cañones, y del enorme poder que tiene el agua.
A la izquierda nos encontramos la garganta de
Andrebot, por la que continuamos en una senda marcada y siempre en ascenso. A
la derecha la cueva de Andrebot llama su
atención. El ascenso debemos tomarlo con calma. Cada cierto tiempo parar. Una
historia, un poco de agua, y a continuar.
Poco a poco se van comiendo la subida. Llegamos al alto y en
nuestra memoria era casi inmediato el acceso al cauce pero, en absoluto,
todavía queda una buena bajada, por el camino de Chasa, hasta tocar agua. Antes
de iniciar el descenso hacia el cauce del Barrasil, en el cartel que señala Barrasil, Otín, Nasarre,
Rodellar, les hablamos de estos lugares.
Y con todo esto, aunque en algunas guías, etc., señalan que
el tiempo de aproximación al Barrasil es de 1h30m, en este caso, con pequeños,
nos ha supuesto un total de 3h30m. Como se puede observar, es importante
planificar la actividad con unos tiempos muy, muy por encima de los
considerados en una actividad sin pequeños, con unos márgenes muy superiores al
doble del tiempo habitual. Además, lo que se puede considerar como una
aproximación pequeña, para ellos, se convierte en una dura y larga.
El descenso.
Antes de iniciar el descenso comemos. En todo momento
tratamos de tener bien hidratados a los pequeños. 3h30m de aproximación les ha
supuesto un cierto esfuerzo. Después de comer nos metemos en los neoprenos.
Aunque el día anterior habíamos mirado la predicción del tiempo para la zona,
que era nublado, para nuestra sorpresa, justo en el momento de estar equipados,
nos cae una tormenta. Resguardamos a la tropilla en una zona de la yesera que
estimamos segura (por el tipo de material y ante lluvia pueden producirse
desprendimientos, seleccionar bien la zona y, en caso de duda, mejor bajo la
lluvia), en espera de que pare y, ante todo, nos planteamos el abortar la actividad
e iniciar el retorno por el camino de aproximación. Entre las 3h30m de retorno
y el descenso, y con todos los datos que recordamos del Barrasil, siempre
pensando en que progresamos con dos niños, al final decidimos no abortar la
actividad y, con calma, hacer el descenso. Se inicia bajo la lluvia y,
afortunadamente, a los 30 minutos aprox. volvemos a ver el sol.
Una zona de bloques-caos, llamado Bocazal de los Gatos, obliga a los pequeños a practicar con
los destrepes y trepes, unido a alguna oposición. En algún caso tenemos que
hacer descuelgue manual de niños.
En algunos de los cañones que he hecho alguna vez me encontré cañonistas franceses con niños. En el descenso nos encontramos un grupo de cañonistas franceses, que vienen del Gorgas Negras. Se acercan, al ver al más pequeño con su chaleco salvavidas haciendo el “pinzas” por las pozas, para preguntar por su edad. El pequeño, al ver que cañonistas mayores se acercan a darle ánimos, está que no entra entre los bloques del caos. No lo había pensado antes, pero al encontrar pequeños en un descenso, unas palabras, les suele hacer mucha ilusión. Me gustaría poder ver a estos pequeños contando sus “batallitas” en el colegio a la vuelta de vacaciones. Seguro que lo que era un salto de un metro se convierte en unos pocos más (-:
Para facilitar a los pequeños la progresión por las badinas, sin obligarles a nadar esos tramos, utilizamos nuestras sacas con bote estanco a modo de flotadores. Tirando de ellos progresan cómodamente y, de paso, se lo pasan muy bien. Ojala alguien nos llevase a nosotros así en alguno de los cañones que hemos hecho.
Las paredes crecen y el barranco gana en espectacularidad.
Y al igual que el día anterior, en el Vero, le dedicamos un cierto tiempo a los saltos, una de esas dificultades que tanto le gusta a los niños.
Finalizamos el descenso con una larga badina, de
aproximadamente 300 metros. Sin duda alguna, un buen tramo de natación para los
niños. Como en otras badinas, nuestras sacas tiran de los niños, que progresan
agarrados a ellas. Sobra decir que, en estas dificultades, el chaleco
salvavidas en los niños que no saben nadar se hace fundamental. Además, siempre
deben ir acompañados de un deportista adulto. Hacia el final de la badina,
observamos el Mascún en el margen izquierdo para, un poco más adelante, llegar
al Puente de Pedruel, final del descenso.
Puente de Pedruel (final del descenso)
En este punto, en el que se localiza el camping Los Puentes, los pequeños esperan mientras uno de nosotros vuelve caminando a Rodellar por el vehículo. Aquí nos encontramos a dos catalanes que nos adelantaron en la subida de Andrebot hace un buen montón de horas. Al ver a los pequeños al final del descenso, casi siete horas después, no dudan en darles un efusivo hola y un saludo con el pulgar hacia arriba. Nuevamente los dos pequeños casi no entran por el puente. Los 45 minutos aprox. para estar de vuelta hace que, entre otras cosas, debamos planificar en nuestros bidones estancos tener ropa seca para cambiar a los niños. No es adecuado tenerlos cerca de 1 hora mojados, después de 7 horas de actividad (3h30m de aproximación y 3h30m de descenso), y en un día que no luce el sol excesivamente. Con estos datos, como mínimo, los tiempos considerados siempre deberán ser superiores al doble de lo estimado en guías y referencias (siempre y cuando estas sean conservadoras), además de añadirle unos buenos márgenes de tiempo.
En resumen, se lo han pasado muy bien y quieren repetir. Ha pasado casi un mes, y me encuentro escribiendo esta entrada. Ellos todavía hablan algún día del Barrasil, y que quieren hacer otro descenso.
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2 comentarios:
Nino,
Boa reportagem, imagino que estas férias ficarão para sempre na memoria dos teus filhos!
grande Abraço
Hola Jorge, me alegro de tener noticias tuyas. Los pequeños están encantados. Poco a poco, y siempre buscando que disfruten y aprendan del entorno natural. Están como locos para que los lleve a más barrancos.
Dale un fuerte abrazo a toda tu gente de mi parte,
Espero nos podamos ver pronto,
NINO
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