A Moa es la cumbre mas alta del Pindo. Posiblemente estamos antes las mejores vistas de Galicia. Desde lo alto la panorámica 360 grados de la playa de Carnota, el cabo de Fisterra y la ría de Corcubión son de las que no se olvidan. Considerando lo que se presenta ante nuestros ojos, queremos dejar constancia que en el pasado, cuando los bosques de carballos (robles) poblaban la zona, claramente estaríamos en una ruta 5 estrellas, entre las mejores del noroeste de la península pero, por desgracia, los incendios han desolado la zona y podemos contar con los dedos de las dos manos los robles que nos encontramos. Bueno, y después de los robledales, también ardieron los pinos. Ahora casi todo es monte bajo. Ya no queda nada para arder. Afortunadamente el granito no es combustible. Ante esta tesitura, la ruta ha sido degradada a 4 estrellas. De todas formas, es una ruta obligada, totalmente recomendable.
Adjuntamos dos ficheros kmz para google earth-maps necesarios que definen la ruta que hemos hecho. El primero de ellos, desde la carretera poco después de atravesar la presa del Xallas, que es el inicio de la ruta, hasta las base del Pico Peñafiel y, el segundo fichero, eliminando el tramo que asciende desde Ézaro, del resto de la circular pasando por el Pico A Moa y volviendo por O Fieiro. La circular supone cerca de 12 kms. de ruta. Planificad para un día completo con mucha calma, disfrutando de las vistas.
La ruta la haremos circular, en sentido contrario a las agujas del reloj. De esta forma, el tramo más espectacular, pero también el de mayor dificultad, es el inicial de ascenso. La segunda parte es de menor interés. Mucha gente asciende y desciende por esta segunda parte, al ser más sencilla aunque, en su contra, se pierden lo más espectacular.
Es muy recomendable llevar pantalón largo al tener que caminar en algunas zonas entre maleza, y buen calzado cerrado.
Otro aspecto importante es la selección del día considerando la predicción climatológica. Un día a pleno sol puede ser lo menos aconsejable. No hay árboles en casi la totalidad del recorrido. Lo ideal es un día nublado, pero con visibilidad sobre el mar.
Antes de iniciar la ruta nos pasamos por la localidad de Ézaro para visitar su cascada (siguientes fotografías). Como practicantes de descenso de cañones, este es uno de los clásicos en Galicia. La cascada que se observa desde el mirador es su última dificultad, un salto de 70 metros.
Ellos siempre buscando el camino más difícil.
Luego subimos con los coches al mirador del Ézaro. Un día despejado es una auténtica pasada. En unas rocas próximas un gran cartel hace referencia a lo que es habitual en los ríos gallegos, la instalación de centrales hidroeléctricas. Sin duda, un negocio muy lucrativo (siguientes fotografías).
Y a disfrutar del entorno. Primero hacia el este y luego al oeste. En cualquier dirección vale la pena.
Y hacia abajo el cauce del Xallas por la parte superior del salto de Ézaro.
Adjunto una fotografía de esa zona del río Xallas de uno de los descensos del barranco que hicimos en los años 90.
Un último vistazo.
Y también hacia la presa del Xallas. Dentro de unos minutos la cruzaremos con los coches.
Volvemos a los coches y seguimos por la carretera hacia la presa del Xallas. La atravesamos sobre el muro con los coches y aproximadamente a los 300 metros observamos un camino de tierra descendente a nuestra derecha. Es el punto en el que dejaremos los vehículos. Luego, por dicho camino, siguiendo el primer kmz, descenderemos al río (siguientes dos fotografías).
En el río se aprecia algún molino y un puentecito con un gran bloque de granito.
Al otro lado del riachuelo continua nuestro sendero. Lentamente vamos cogiendo altura.
En este tramo la ruta está señalizada con postes.
En lo alto divisamos el Pico Peñafiel. Hubo un tiempo en el que la totalidad de la ruta estaba inmersa en un espectacular bosque. Ahora no queda nada.
Ascendemos hasta la base del Peñafiel. Desde la cuerda de la montaña nos asomamos a unas impresionantes vistas de Ézaro. A lo lejos Fisterra y Corcubión.
Impresionante no, lo siguiente.
Mires donde mires es un espectáculo (siguientes fotografías).
Pasamos un buen rato trepando por las rocas, antes de volver al sendero.
En el valle opuesto, se observa la presa del Xallas.
Y al frente, abajo, la playa de Ézaro.
No todo son vistas. Ellos siempre trepando.
En esta zona el sendero es algo perdedor. Hacemos uso del "track" para seguir bien el sendero. A lo lejos se levantan unas impresionantes montañas graníticas.
Un gran perro de granito hace guardia. Aquí las formas de la roca hace que los pequeños se imaginen todo tipo de criaturas.
Nuevos postes nos indican el sendero a seguir. No hay muchas posibilidades, aunque en algunos tramos el sendero no está bien desbrozado, lo que puede llevar a embarcarnos ligeramente.
Volvemos a descender al valle y un cementerio de pinos carbonizados nos recibe. Buff, los múltiples incendios sufridos en la zona no han dejado un árbol con vida.
En otra zona paramos a comer y, de paso, ellos a lo suyo.
Unos cuantos árboles parece que han mal-aguantado. Volvemos a coger altura.
Un cartel nos indica varias posibilidades. Nos guiamos por el "track", aunque aquí está perfectamente indicado al Pindo.
Unos cuantos caballos nos ignoran olímpicamente.
El sendero asciende en todo momento.
Con la altura, las vistas del Pico Peñafiel, al fondo, se vuelven impresionantes.
Un nuevo grupo de caballos se alimenta en una de las laderas.
Lentamente vamos ganando metros de cota.
El trabajo de la naturaleza sobre el duro granito nos deja un paisaje casi lunar.
En el sendero se localizan varias marcas de ruta.
Ellos juegan a ver todo tipo de formas en el granito.
Ahora las nubes están a nuestra altura. El Peñafiel se ve pequeño, a lo lejos.
Y de inmediato volvemos a asomar a una de esas ventanas que nos proporciona unas vistas costeras únicas. En esta ocasión sobre el pueblo y la playa de O Pindo (siguientes fotografías).
Seguimos por una zona de desarrollo horizontal con bastante maleza y monte bajo. Aquí los pantalones largos claramente se agradecen.
Ellos buscan todo tipo de formas en las rocas.
Nosotros nos quedamos perplejos con las estampas que nos brinda la ruta.
Unos pocos pinos han sobrevivido a la masacre.
Aunque la mayor parte yacen carbonizados.
A más altura, mejores vistas. Con cada metro que ascendemos, esto mejora.
Y entramos en una zona en la que nos encontramos poco más de una docena de robles. Buff, que espectacular tuvo que ser esta ruta cuando los robles cubrían casi toda la zona. Qué pena tan grande ver a estos pocos supervivientes y pensar lo que debió ser esto en el pasado. Por mi parte, si recuerdo hace muchísimos años esta ruta repleta de pinos, especialmente en el primer tramo, pero nada que ver con lo que debió ser con el bosque autóctono original.
Para volver a salir a una zona de monte bajo, de helechos, y pinos quemados.
Trepar y trepar, es la principal diversión.
Entramos en un tramo de mayor pendiente, aunque bastante llevadero.
Otro pequeño grupo de robles, no más de seis, se resisten a morir.
El granito dibuja todo tipo de formas.
Y las vistas se hacen más grandiosas, abarcando una mayor porción de mar.
Aquí la naturaleza construye sus propios tótems.
Salimos a una pequeña vaguada.
Y a lo lejos divisamos una de las playas más espectaculares y grandes de Galicia, la de Carnota.
Un cartel nos señala un merendero. Otro al pico A Moa.
A lo lejos, en una larga cuerda, una sucesión de espantosos aerogenerados aportan un considerable impacto ambiental, en este caso visual-estético. !Qué horror!. Estos o se ubican bien, o casi mejor no ubicarlos. Energías limpias sí, pero sin producir grandes impactos ambientales como en este caso.
Y finalmente ascendemos, por un tramo de rocas, al Cumio da Moa. Es el culmen, una visión 360º casi perfecta, a excepción de un pequeño tramo poblado de aerogeneradores. Si tuviese que escoger las mejores vistas de Galicia, esta estaría claramente entre las muy posibles. Miremos hacia donde miremos es para quedarte boquiabierto. En las siguientes hacia la playa de Carnota.
Ellos a jugar, son pequeños, y es lo que tienen que hacer. Rutas y diversión es algo que debe ir unido para que se enganchen a las actividades.
En el paraíso también hay tiempo para una pequeña siesta.
Impresionante, impresionante, impresionante.
Un hito marca el Cumio da Moa.
Pasamos un buen rato en la cumbre, mirando en todas direcciones.
Después del empacho visual, iniciamos el descenso por la circular. Por sendero bien marcado ahora siempre bajando.
Un bicho sin patas nos sale al paso.
Los pobres pinos carbonizados luchan por mantenerse en pie.
La zona está perfectamente señalizada. Este tramo es de los habitualmente utilizados para ascender al Cumio da Moa. A nivel estético es muy inferior al que hemos utilizado nosotros para el ascenso. En este tramo no hay vistas sobre el mar.
A excepción de un punto desde el que se divisa Carnota.
Y así nos vamos alejando de los grandes bloques de granito.
Todo está pelado de vegetación.
Hasta llegar al pequeño pueblo de O Fieiro. Un tramo más por la carretera y llegaremos a nuestros vehículos. En la siguiente fotografía un cartel informativo en O Fieiro.
Y con esto rematamos una espectacular ruta y posiblemente con algunas de las mejores vistas de Galicia. Como nota negativa, los incendios han devastado la zona. De todas formas, es una ruta tan maravillosa que incluso sin árboles se merece 4 estrellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario