Espectacular descenso totalmente recomendable. Tal vez, para nuestro gusto, demasiada aproximación para el tamaño del descenso. Se asciende demasiado desnivel para luego perderlo durante la aproximación en el descenso hacia el punto de entrada al barranco. Muchos metros que deberemos ascender en la aproximación para luego perderlos en el camino bajando a coger la entrada al descenso, pero vale la pena totalmente. Además, la ruta de aproximación vale la pena por si sola, por lo que este aspecto deja de ser negativo, convirtiéndose en una actividad más del día, con un gran atractivo.
Hay en internet multitud de referencias a este barranco, con descripción de su aproximación y retorno, topografía, etc., etc. Aquí únicamente incluiremos referencias a trabajos sobre este barranco realizados en el EC/DC.:
►Reportaje fotográfico descenso invernal del Quincoajo
►Reportaje fotográfico descenso nocturno del Quincoajo
Tal y como se comentaba, está claro que es un barranco bien conocido por nosotros, que se ha descendido en verano, en invierno, por la noche o con nieve. Y eso es de agradecer cuando llevas a tropa pequeña.
Como siempre, iniciamos la aproximación en la iglesia de Caldas de Luna, localidad que siempre nos ha acogido muy bien, tanto a los barranquistas como a los escaladores. Sus vecinos son gente muy próxima con la que es habitual que mantengamos interesantes conversaciones. Nuestro agradecimiento particular a todos ellos. Unos metros arriba, tras dejar unas casas atrás, se aprecia claramente la cortada del Quincoajo, profunda, estética, hermosa (siguiente fotografía).
Cruzamos el puentecito sobre el Quincoajo. Dejad la valla del puente cerrada para evitar que salga el ganado. Desde este punto seguiremos sendero poco marcado siempre cogiendo altura. Recomendable coger una buena cota al principio, sin llegar a la cuerda de la montaña (para más información ver aproximación en el trabajo del club referenciado al principio de la entrada).
Lentamente vamos cogiendo altura, con la autopista en el fondo del valle (siguiente fotografía).
Varios buitres nos observan desde lo alto. Como siempre le decimos a los pequeños, no te quedes quieto, para que no piensen que somos comida (-:
Subimos y subimos, cada vez las vistas son mejores, ahora con el embalse al fondo.
En cierto punto atravesamos la cuerda de la parte alta de las montañas, al otro lado del valle y, para nuestra alegría, escucho a los pequeños la frase "!!qué bonito!!". Eso es buena señal, saben apreciar lo bonito de estos entornos montañosos. En esta zona desaparece ante nuestros ojos cualquier elemento de hormigón realizado por el hombre, todo es natural, y las formaciones en caliza son realmente impresionantes. Aquí la geología ha hecho muy bien su trabajo, y nos premia con una auténtica obra de arte.
Para seguir por dicho valle, por sendero bien marcado, ahora sin desnivel aparente.
Sin dejar de disfrutar de esta zona, la más espectacular de toda la aproximación, con el barranco un buen montón de metros debajo de nosotros.
Atravesaremos otro pequeño paso, siempre sin dejar el sendero, para iniciar un ligero descenso.
Más adelante abandonamos el sendero y descendemos en fuerte pendiente por un afloramiento rocoso, para ir a buscar el cauce del barranco (siguiente fotografías).
En este último tramo hay algún punto en el que los tojos hacen de las suyas en nuestras piernas.
En el cauce, el proceso de siempre, a colocar neoprenos y arneses, comer algo ligero, etc. Estamos en pleno agosto, no esperaba que el Quincoajo tuviese caudal en esta fecha pero, para nuestra sorpresa, lleva agua, lo que es de agradecer, y suficiente para que los pequeños puedan disfrutar.
Descendemos por sendero próximo al río, por su margen derecho para, poco antes del primer rápel, entrar en agua. En la siguiente fotografía el primer rápel, antes de llegar a los estrechos. El caudal es el ideal, especialmente pensando que estamos en agosto. Un vecino de Caldas nos había comentado que un par de días antes había llovido bastante durante dos noches.
Para llegar de inmediato a los estrechos.
En los que inicialmente nos encontramos algún pequeño tobogán.
Y varios destrepes.
Para meternos nuevamente en cuerda, en rápeles que, en ningún caso, superan los 12 metros.
Dificultad a dificultad aprovechamos para tratar que los pequeños mejoren su progresión en cuerda, "que si la mano de arriba no pinta nada en la cuerda, que si la de abajo, la que llamamos sagrada, debe ir más separada de la piraña, que si las piernas deben ir algo separadas, para mejorar la estabilidad, que si ....".
Uno a uno van progresando en cuerda. Otros esperan su turno pacientemente. Niños "unattended" y fuera de control en estos lugares no está permitido. Aquí no queda otra que ser obedientes, aunque en alguna ocasión intenta ponernos a prueba.
Y así dificultad tras dificultad. Esto es como la vida misma, unas veces el camino es sencillo y llano, y en otras se complica.
También hay tiempo para una de las dificultades que más les gusta, los toboganes. En algunas ocasiones pienso que estos ven los barrancos como un parque de atracciones, sin serlo. Si les damos a elegir entre un barranco o un parque, no saben decidirse por uno u otro, y eso, sin duda alguna, es buena señal.
Progresan juntos. Algún día harán barrancos de forma autónoma, y espero que sigan juntos. De hecho, en alguna ocasión he asistido a conversaciones entre ellos en las que hablan de ir a hacer barrancos, sin adulto alguno. Bueno, todo llegará. Les hemos hablado de muchos barrancos y, en algunos ocasiones, asistimos a conversaciones entre ellos sobre el día en el que irán al Mascún, al Gorgas Negras, o al Llech, entre otros muchos.
Y llegamos a uno de los rápeles más estéticos del Quincoajo, una C12 bien formada (siguientes tres fotografías).
Para seguir con nuevas dificultades verticales. En algunos casos se les asegura la progresión desde arriba.
Salimos de la zona encañonada. El barranco se abre y entra la luz.
Dejamos el cauce por su margen derecho, avanzando por sendero parcialmente marcado y por una zona de pedrero.
Poco más abajo, nos encontramos con una nueva dificultad vertical equipada en el margen derecho. En esta ocasión en seco. En este punto el agua se ha sumido bajo tierra en gran parte.
Luego un tramo más de sendero para llegar a la zona del puentecito que atravesamos al inicio de la aproximación.
Unos metros más y estaremos de retorno en la iglesia de Caldas de Luna. Cerramos la actividad pasando por la cafetería del Balneario de Caldas de Luna para tomar algo.
A los pequeños les ha encantado. Al principio pensamos que la aproximación se les podría hacer algo dura, pero todo lo contrario, lo llevaron mejor que nosotros. Descenso muy recomendable con niños para tomárselo con calma y hacer de la aproximación una actividad más. Tras atravesar la cuerda de montaña inicial, en algún punto hay algo de caída (en estas zonas tomar las medidas oportunas con los pequeños para evitar accidentes). Los pequeños deberán tener unos mínimos conocimientos de progresión en cuerda y, de ser necesario, asegurarles la progresión. Es totalmente obligatoria el neopreno. Aunque no hay pozas que requieran nadar con un caudal bajo, es recomendable que los pequeños sepan nadar. Obviamente, con caudal alto no es descenso para niños. En cuanto a los tiempos, aproximación de 2h., descenso de 2h. y retorno inmediato. Contad con margen de tiempo suficiente para cualquier imprevisto. Planificad sobre 6 h. en total. con margen suficiente para disfrute de los niños. Necesario 2 cuerdas de 20m. y cuerda de "backup".
Como siempre, aunque creo que sobra decirlo, en el caso de que no seas practicante de este deporte y quieras introducir a pequeños en este mundo, la mejor opción son las empresas del sector.
Más información de este descenso en www.topocanyons.info.
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