Ruta muy recomendable, 4 estrellas, que supone, ida y vuelta, algo más de 7 kms. Gran parte entre árboles con sombra, siempre a orillas del río Mandeo. En la zona hay otras muchas rutas posibles. La localidad de cierto tamaña más próxima es Betanzos, que también se merece una completa visita.
El punto de partida es el área de recreo, que también tienen un centro de interpretación, de Chelo. Nuestro recorrido asciende siempre suavemente siguiendo el río Mandeo hasta la Central de Zarzo.
Adjuntamos fichero kmz para google earth-maps con la ruta. Como siempre, lo mejor es utilizar un Smartphone con GPS para posicionarte en Chelo, inicio de ruta, y también para el recorrido.
También incluimos un completo reportaje fotográfico de la ruta.
Pero antes de la ruta, decidimos subir en coche a la Espenuca, lugar en el que se localiza la Iglesia de Santa Eulalia (siguientes fotografías).
Desde la iglesia se tienen unas espectaculares, aunque tristes vistas, de las huertas de eucaliptos. Todo este valle tuvo que ser espectacular cuando los bosques autóctonos eran la tónica general. Ahora son las huertas de eucaliptos lo que predomina en la zona.
Y volvemos a la ruta, bajando en coche al área de Chelo (ver fichero kmz). Visitamos el centro de interpretación y también la construcción para permitir el ascenso de los salmones por dicho tramo del río.
Luego, por la zona del Centro de Interpretación, cogemos sendero que discurre por el margen izquierdo del río (derecho según subimos). Casi siempre a la sombra de un bosque espectacular que se limita, casi en todo el recorrido, a pocos metros del margen del río. La invasión lenta de los eucaliptos se hace palpable en varios puntos. Es la única nota negativa de esta y otros muchas rutas de la zona.
En cierto punto el sendero parece que finaliza. En esta zona tenemos que separarnos ligeramente del margen del río, por pendiente suave para, en 200 metros, volver al lado del agua.
También veremos varios puentes y pasarelas. Hay senderos por ambos márgenes del río. Se puede hacer el tramo de ascenso por uno y el descenso por el otro. El más cómodo es el que utilizamos nosotros.
Hay varios carteles y postes que señalizan otras rutas del entorno.
El verde y el musgo es lo que predomina en el sendero.
También se localizan algunos molinos abandonados, algo maltrechos.
Todo perfectamente señalizado.
Con alguna que otra construcción totalmente invadida por la vegetación.
Los pequeños no se resisten a cruzar toda y cuanta pasarela-puente aparece en el recorrido.
Hasta llegar a la Central de Zarzo, a la que accedemos tras atravesar un puente.
Luego volvemos sobre nuestros pasos.
En la zona de Chelo una parada para disfrutar del paisaje, siempre presidido por el río Mandeo.
Y con esto finaliza una ruta totalmente recomendable para una tarde soleada. Bueno, en invierno-otoño esta zona también es muy recomendable. Los colores cambian totalmente, y los verdes dejan paso a tonos anaranjados-marrones.
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