En la última década podemos decir que abandonamos totalmente la práctica espeleológica en Cantabria. El motivo, muy sencillo, no nos gusta la burocracia. La necesidad de gestionar autorizaciones con suficiente antelación, los papeleos, etc., hicieron que nuestra actividad se centrase en otros puntos geográficos. Ahora, la eliminación de la parte burocrática en gran parte de las cuevas de Cantabria ha hecho que volvamos a visitar esta maravillosa tierra. Desconozco los precursores de esta iniciativa, pero creo es totalmente acertada. Enhorabuena por seguir este camino. Otros deberían tomar nota. En esta ocasión, no recuerdo la última vez que entré en una cueva cántabra, llevamos a una nueva generación de pequeños espeleólogos. Y como no, su primera cueva en Cantabria tenía que ser Conventosa.
Después de varias semanas haciendo todo tipo de actividades, finalizado este periodo, al preguntarle a los pequeños qué es lo que más les había gustado, no dudaban, Coventosa y el descenso del Carleva. Sobre este último hablaremos en otra entrada. Esta cueva lo tiene todo para iniciar a los más pequeños, grandes volúmenes en sus salas y galerías, un gran curso de agua y, por encima de todo, a nivel deportivo es altamente divertida. No hay tiempos muertos, todo es una sucesión de descensos, grandes pasamanos, ascensos, etc., etc. Pocas cuevas resultan tan entretenidas para un espeleólogo. Además, también disfrutaremos de espectaculares espeleotemas, especialmente en la sala de los fantasmas.
Al salir de cueva también aprovechamos para mostrarles a los pequeños unas viejas topografías francesas de la totalidad del sistema Cueto-Coventosa-Cuvera, para que pudiesen hacerse una idea de sus dimensiones, contextualizando sobre la topografía lo que habíamos hecho vs. la totalidad del sistema. La reacción de ellos fue clara, para otra queremos llegar a los lagos para cruzarlos. Y como no, aderezamos el tema con alguna batallita de abuelo porretas de la travesía, del Juhué y sus 300 metros, o de los pozos del algodón, péndulo o Juana de Arco. Una buena colección de topografías de los tres niveles del sistemas, así como de los pozos nos sirvieron para mostrarles lo que puede llegar a hacer el agua en su trabajo de disolución de la caliza. No adjuntamos la documentación al desconocer a sus autores y disponer de autorización para ello. En internet hay bastantes páginas que incluyen topos de planta y alzado. Pero lo mejor de todo, está claro que quieren volver. También aprovechamos para decirles que todavía quedan muchas cosas por hacer, por ejemplo localizar el punto de unión de este sistema con el de Tonio-Cañuela. Quien sabe, ..., puede que algún día.
Sobre la aproximación a Coventosa, desde el aparcamiento tenemos un relajado paseo por sendero de 700 metros de longitud y un desnivel de 40. La boca se ve claramente, por sus dimensiones, y se percibe, al soler tirar aire, de forma inmediata. Se adjunta un kmz de aproximación.
En la siguiente fotografía la dinosauria porteando material. Cada año que pasa se mueve mejor.
Ellos esperan en la boca de Coventosa. Van ligeros de carga, pesan poco, y se pueden permitir el lujo de volar por los senderos.
Nos cambiamos en boca de cueva, lejos de la corriente de aire. Accedemos a una gran sala descendente que, por la derecha, nos llevará a la primera dificultad vertical. Con niños es recomendable montar un pasamanos a la cabecera de unos 15 metros, bastante retrasado, accediendo a un P12 que no presenta dificultad alguna para los pequeños.
Mientras unos bajan.
Otros esperan bien asegurados. Son varios los grupos que están en cueva, incluido uno muy numeroso de franceses que también llevan niños. Me ha llamado la atención que en una de sus furgonetas portan una camilla de espeleosocorro. Nunca había pensado en llevar tal equipamiento a las actividades aunque, en el caso de los más pequeños, y siendo varios los adultos participantes, siempre podrían hacer pequeñas evacuaciones de una forma rápida, sin necesidad de movilizar a nadie. Aunque puede que también estén aquí para algún tipo de actividad de espeleosocorro. Aprovecho para saludar y enviar un fuerte abrazo a Carlos Ares, coordinador del Grupo de Espeleosocorro Gallego (GEG). Amigo Leónidas, tus antiguos guerreros te echan de menos.
Rehago una instalación de las varias existentes para poder reutilizar un parabolt ocupado. Observo la instalación de los franceses y lo bien montado que está todo.: los nudos perfectos, así como algún detalle técnico para evitar cualquier mínimo roce de la cuerda en cabecera. Son finos equipando. Además han montado un pasamanos a cabecera que, gracias, reutilizamos.
En la "trinchera inferior" recorremos poco más de 50 metros, por sendero bien marcado, hasta localizar una cuerda que nos permite un pequeño ascenso a galería-ventana (siguientes fotografías). Metemos únicamente el "croll" para asegurar la trepada.
En la siguiente fotografía la cabecera tras la pequeña trepada.
Avanzamos unos metros, con algún punto de caída, hasta llegar a un pequeño paso estrecho, que nos obliga a reptar, saliendo a un punto que nos permitirá descender al cañón. En la parte alta localizamos a una pareja que se vuelve al no encontrar la zona de paso. Les llevamos a la zona.
Aquí las dimensiones son considerables. Los techos ganan gran altura.
Para llegar a un largo y divertido pasamanos. Avanzan con calma.
Disfrutando de pequeñas formaciones.
Un pequeño pozo, de no más de 6 metros, finaliza el pasamanos. Está equipado en fijo.
Avanzamos unos cuantos metros para en otra cuerda hacer un ascenso por una pequeña rampa que, de inmediato, nos lleva a otro largo y entretenido pasamanos. En todo momento los pequeños progresan por todo tipo de dificultades, en cuerda.
Al final de este pasamanos llegamos a los grandes gourgs.
Para entrar en otro largo pasamanos que, al final, y en cuerda, nos desciende al cañón, a nivel del curso de agua.
Avanzamos un largo trecho saltando entre las marmitas evitando mojarnos. Hasta una nueva cuerda que en ascenso nos mete en una galería fósil. El más pequeño está cansado. El objetivo es que disfruten de este deporte, por lo que decidimos iniciar el retorno. Pero ambos apuntan a que volveremos para llegar más lejos, quieren cruzar los lagos. El resto, desandar todas las dificultades. Ahora predominará la progresión en cuerda en ascenso. Ideal para que practiquen.
Conocen el camino y las dificultades, por lo que progresan con una mayor soltura.
Una cuerda cuelga del techo. No me puedo imaginar su utilidad, a no ser para alguna maniobra de espeleosocorro o mover material de buceo, ... Tal vez me decanto por la primera. En la cueva he visto varias triangulaciones para socorro. Es agradable ver que todo está montado para cualquier imprevisto. Estamos en tierras del ESOCAN. Siempre es bueno tener un buen grupo de espeleosocorro cerca.
Como pequeñas hormiguitas van recorriendo los tramos de pasamanos.
Con tiempo para disfrutar de las formaciones.
Especialmente de las más grandes.
Son niños, nunca se olvidan de jugar, aunque esto no es terreno para el escondite.
En todo momento pendientes de sus pasos.
"Las espadas siempre cuelgan sobre nuestras cabezas"
Ascendemos al nivel superior, por el paso estrecho.
Descendiendo la pequeña vertical que antes trepamos.
En la trinchera, observamos un mal generalizado de nuestra sociedad, las pintadas que inundan nuestras ciudades también llegan a estos lugares. Esto no es aceptable de ninguna forma.
Para rematar la actividad, nos acercamos a la sala de los fantasmas. Ellos preguntan, !!! fantasmas !!!!
De camino paramos a observar algunas formaciones.
Alguna trepada.
Nos deja en la conocida como sala de los fantasmas. A ellos le queda muy claro el motivo de tal nombre. A alguna estalagmita sólo le falta hacer uuuuuhhhhhhh. También les dejamos bien claro que está totalmente prohibido entrar en contacto con las formaciones. Su conservación es fundamental para que sus hijos también puedan disfrutar de este mundo subterráneo.
Es el momento de remontar el P12 y salir de cueva.
En superficie vemos que empieza a hacerse de noche.
Con las últimas luces recorremos el sendero.
Una actividad que, pasado el verano, no han olvidado. Quieren volver.
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