Opción 1 (para los que no gustan de caminar).: Subida en teleférico y bajada por las galerías. Actividad para una mañana.
Opción 2 (intermedia).: Subida caminando por las galerías de Lagazuoi, al pico Lagazoui y descenso por por sendero directo a Falzarego.
Opción 3 (larga, la que hemos hecho).: Subida caminando por las galerías de Lagazuoi, al Pico Lagazoui y descenso por el Col de Bois y el Col de Dosso.
Por lo tanto, hay para todos los gustos y niveles. Indistintamente, las galerías requieren llevar frontales y, no estaría mal, meter también cascos. En nuestro caso, aunque tenemos cascos, decidimos llevar únicamente los frontales. Por otro lado, también hay un par de pequeños tramos con cable de seguro de ferrata, por lo que en algunos casos meter arneses y disipadores de seguros puede ser aconsejable, según los participantes. En nuestro caso no metimos arneses para esta ruta. En la zona son múltiples y variadas las ferratas existentes.
Sobre información de la primera guerra mundial en la zona, no duplicaré información. Hay todo tipo de referencias, como esta sobre el frente en Ampezzo, o esta otra sobre algunas de las posibles rutas en esta zona (camino Kaiserjäger, galería del Piccolo Lagazuoi o el túnel mina), así como otra mucha información disponible en https://www.lagazuoi.it/
Antes de nada, incluimos un fichero kmz con el primer tramo de nuestra ruta (Paso Falzarego por los túneles al refugio y pico Lagazuoi). Y otro kmz del refugio Lagazuoi al Paso Falzarego por el Col de Bois y el Col de Dosso.
Iniciamos la mañana con una visión del teleférico de Falzarego. Forma rápida y cómoda de ganar cota. Nosotros subiremos caminando. Además, siempre es mejor subir que bajar.
Sobre los horarios del teleférico.
También existe la posibilidad de "tickets para usar todo tipo de teleféricos, de los muchos y variados de la zona, para ascender a hacer rutas o incluso para BTTs.
Ante nosotros el pico Lagazuoi y el macizo por cuyos túneles ascenderemos. Partimos del paso Falzarego a una cota de 2110 metros.
En la explanada nos espera una buena señalización de las rutas posibles.
Cogeremos el ancho y empinado camino que se aproxima a las paredes del Lagazuoi.
Los teleféricos no paran de subir y bajar el par de cabinas.
Ascendemos en busca de la parte baja de las paredes.
Un gran hito nos da los buenos días.
Vamos cogiendo cota lentamente.
No hay pérdida posible. Hay carteles cada cierta distancia.
Ellos delante, son jóvenes y están fuertes. Entramos en una zona de sendero en fuerte pendiente y en continuo zig-zag.
A cierta altura, concretamente a 2387 metros de altitud nos encontramos un cartel que señala a los túneles, un sendero que empieza con unos troncos y un cable de seguridad (siguiente fotografía). Se podría plantear el ascender por el sendero y descender por los túneles, aunque no será nuestro caso. Dejamos el sendero para seguir el cable hacia los túneles.
No llevamos arneses y el cable hace las funciones de quita-miedos. Esta primera zona no presenta dificultad alguna. En unos pocos metros llegamos a la entrada de una galería.
Desde la boca de entrada disfrutamos de las vistas.
Esta galería es de reducido desarrollo, por lo que no requiere frontales.
En unos pocos metros estamos en la boca de salida.
Desde dicha boca se observa el siguiente tramo de la ruta. Alguna gente está equipada con material de ferratas.
En la siguiente fotografía el recorrido de este primer tramo.
Desde la boca de galería descendemos con la ayuda de un cable para coger el sendero.
Después recorreremos el pequeño tramo marcado en las fotografías anteriores para entrar en los túneles. En ellos podremos disfrutar del entorno desde todo tipo de ventanas, según vamos avanzando y ganando cota (siguientes fotografías).
Estamos siguiendo la ruta M1 para, en la parte alta, coger la M1d. Son varias las posibilidades. En los siguientes mapas las rutas disponibles.
Existen otras alternativas, como la M1a, M1b, M1c o la M2. Un italiano con el que hablamos un rato nos referencia la M3 como una alternativa espectacular. En la M3 es de obligado uso, especialmente con niños, arneses, disipadores, etc. al tener varios tramos de ferrata. La M3 es la conocida como ruta o camino de las tropas austriacas.
Nos cruzamos con varios grupos provistos de material de ferratas, casco y frontales. Ellos descienden, nosotros ascendemos. Creo que es preferible la opción nuestra de hacer las galerías ascendiendo, es más difícil pegar resbalones en estas empinadas galerías.
En varios tramos las galerías están perfectamente apuntaladas con troncos y tablones de madera. Seguimos sin sacar los frontales mientras podemos. No somos murciélagos, pero casi.
Ahora sí que toca sacar frontales, en cierto punto se hace la oscuridad absoluta, y durante un buen tramo. Cada cierto tiempo nos asomamos por todo tipo de ventanas y puertas (siguientes fotografías).
Iremos localizando todo tipo de carteles informativos de este magnífico museo. Estamos en la cota 2530 metros, en la sala del motor número 1.
En otro cartel nos informan, con fotografía incluida, del antiguo transporte en teleférico. Estamos en el tramo M1 del recorrido.
En otro de los ramales llegamos a una gran puerta. Las vistas son un espectáculo.
En algunos puntos de la roca surgen personas, por todo tipo de ventanas.
Toca volver a meternos en un largo tramo de galería con fuerte ascenso. Un cable guía sirve de ayuda.
Unas escaleras de madera nos introducen en otra zona de galerías.
Nuevas galerías presentan un estado poco apetecible. Seguimos por la principal, en buen estado.
Esto se convierte en una actividad de espeleo totalmente. Los frontales son indispensables.
Una gran puerta nos proporciona acceso, a gran altura, al valle.
Otra escalera nos lleva a una pequeña ventana de vigilancia.
Ahora avanzamos por el tramo M1d, a 2600 metros de cota. Desde el punto de inicio de ruta hemos ganado 500 metros de desnivel. Un cartel nos indica la dirección hacia el canal de la cresta de salida.
Otra escalera nos mete en un nuevo tramo de galerías.
Las raciones de guerra, otro de los temas tratados en el museo.
En otra sala, tras una puerta, nos encontramos una auténtica maravilla, una habitación de soldados, con literas, fusiles, cascos, etc. Una ruta así, aderezada con un museo de esta calidad, es algo que no nos esperábamos. Realmente sorprendidos y sorprendente.
Galería arriba llegamos a una puerta.
Que nos da acceso a un gran balcón. Buff, las vistas, !!!!!!!! (-:
Ellos pasan un rato señalando distintos puntos conocidos. Casi se ve hasta el infinito y más allá.
Una pequeña subida.
Y volvemos a encontrarnos con el museo en toda su expresión, en este caso con un nido de ametralladora.
Ellos juegan a ser soldados, disparando con sus palos por las ventanas. Esperemos nunca les toca disparar de verdad.
Estoy tentado de dejarlos encerrados en una de las salas.
Unos carteles con soldados moviendo artillería por estos riscos nos dejan boquiabiertos. Pobres hombres, lo que tuvieron que aguantar y sufrir. Y estos no llevan equipos de ferratas.
Nos metemos en un tramo exterior en el que ayudados por unos cables, seguimos cogiendo altura. No estaría mal disponer de arneses de seguro, aunque es factible sin ellos. En este caso, un adulto siempre bajo ellos y muy atento.
Desde arriba observamos la terraza, a la que llegan otros visitantes.
En este nuevo escalón descubrimos una barraca de oficiales (siguientes fotografías). Estos vivían algo mejor, aunque ???
Para seguir subiendo por sendero exterior.
Por una estrecha brecha observamos, en lo alto, el refugio de Lagazoui. Todavía queda un cierto trecho.
Una ventana alargada nos asoma al valle orientado al este.
Pasamos varios minutos observado este cuadro de la naturaleza.
Aunque otros prefieren jugar a ser francotiradores.
Hasta llegar a una pequeña trinchera.
Con unos cuadros dignos del museo del Prado.
Estos como soldados no tenían futuro. Esperemos pasen muchas generaciones hasta que Europa vuelva a liarla.
El frío debía ser otro de los grandes enemigos de los soldados. De aquella no existía el goretex, ni ...
Otra escalera nos sube de nivel.
Apunta y dispara. Espero y deseo que nuca te veas en esa tesitura.
El cuadro del Tofane es un espectáculo. Se trata de un grupo de montañas con una cota por encima de los 3300 metros. De izquierda a derecha, Tofana di Dentro, Tofana di Mezzo y Tofana di Rozes, esta última la más espectacular para mi gusto. Por toda su cuerda asciende una vía ferrata, de las buenas de la zona para los amantes de estas actividades.
Ventanas surgen por todas partes.
Hasta que volvemos al exterior.
A la trinchera de la cresta, que recorremos para entrar en el último tramo antes del refugio.
Terminada la trinchera nos metemos en un sendero, a gran altura.
Hasta el último tramo de acceso al la zona del edificio superior del teleférico y del refugio.
Al lado del refugio, una sobredosis de carteles nos recibe.
Seguimos en un ligero ascenso hacia la cota más alta de la zona, el pico Lagazuoi. Una pasarela de metal nos permite atravesar una zona de desprendimiento. Se observa un antiguo cable guía.
El valle norte es una maravilla.
En distintos puntos observamos una placa de metal con un número y unas banderolas alrededor. No sabemos su objetivo y, o, finalidad. Si algún lector tiene información al respecto, será bienvenida.
Por camino ancho y de poca pendiente nos aproximamos al pico.
En esta zona nos cruzamos con una persona caracterizada como un soldado de la época. En otro momento lo vemos hacer de guía a un grupo de visitantes.
Pasamos un rato en una placa, en este caso recordando a los que han muerto ayudando a la vida, de la sección A.N.A. (Asociación Nacional Alpina) de Treviso.
En las proximidades se observa una cruz, punto más alto, es el pico Lagazuoi, de 2778 metros.
Desde la cota más alta se observa el inicio del sendero de las tropas austriacas que, tal y como indicamos, requiere el uso de arneses y equipamiento de seguridad para ferratas, especialmente con niños.
En la base de la cruz un madero con inscripciones en memoria de los caídos en la primera guerra mundial (siguiente fotografía).
Un viejo proyectil acompaña a la cruz.
Pasamos algo más de un cuarto de hora disfrutando de las vistas del valle desde el pico.
Para volver sobre nuestros pasos al refugio.
Dejamos atrás el refugio y el cartel que nos señala a las galerías que fueron nuestra vía de aproximación-ascenso.
Seguiremos por el sendero principal, desde el que accederemos a otras muchas galerías, alguna de ellas de las tropas austriacas.
Recorremos muchas de ellas volviendo a disfrutar de los cuadros que forman las ventanas sobre la roca.
Así como de otros nidos de ametralladora.
En esta zona, menos escarpada, posiblemente la vida fuese más sencilla, aunque a esta cota, el frío debía ser terrible en invierno.
Unas escaleras nos permiten descender a otro nivel de galerías, de corta longitud.
Los humanos tenemos la necesidad de dejar nuestra huella en todas partes. Nos ha quedado claro que los del Club Elbruz de Sevilla han estado aquí. Gracias por informarnos!!!!.
Nosotros a lo nuestro, de ventana en ventana.
Y también con doble ventanal.
Entrando en toda puerta que nos sale al paso.
Descendemos hacia el collado, por una ancho sendero zigzagueante.
En el descenso nos encontramos otra sobredosis de carteles con las muchas alternativas posibles a seguir.
De ellas la más rápida sería la 402, que nos descendería de forma directa al Paso Falzarego, punto de inicio de la ruta. En este caso se llegaría al sendero de inicio de ruta de subida a la entrada de los túneles.
En nuestro caso cogeremos la opción larga, pero totalmente recomendable, siguiendo la 401 al Col dei Bos para, posteriormente, seguir al Col de Dosso.
Nos vamos alejando de la cumbre de Lagazuoi y de su refugio (siguiente fotografía).
En el collado decidimos desviarnos por la 401, en lugar de hacer el retorno corto, por la 402, de acceso rápido y directo al paso Falzarego. Amenaza lluvia, pero nada que preocupe demasiado. Un poco de agua siempre es bienvenida.
En este punto dejamos el valle de Lagazuoi para dirigirnos hacia la Tofana.
Durante un buen trecho disfrutando de la impresionante Tofana di Rozes al frente, con sus 3244 metros y de Il Castelletto a nuestra izquierda, de 2656 m.
La lluvia hace acto de presencia. La temperatura es buena y casi es de agradecer.
El valle es realmente sorprendente. Ha sido un total acierto el alargar el retorno de la ruta incluyendo el Col de Bois.
Nos vamos aproximando a la Tofana di Rozes.
Esta gran mole tiene una vía ferrata que, por su cuerda, asciende a cumbre. Es una de las grandes ferratas de Dolomitas, la de Giovanni Lipella.
Las construcciones de la primera gran guerra abundan en la zona.
Un giro hacia el sur nos encamina hacia el collado.
En el valle las formaciones montañosas son sorprendentes. El Cinque Torri y su entorno es algo único.
La señalización es perfecta. Resulta difícil perderse.
Iniciamos un continuo y pronunciado descenso hacia el valle.
Por un sendero en zig-zag perdemos cota rápidamente.
Siempre aprovechando el mobiliario para disfrutar de las vistas.
Una mesa con bancos estratégicamante ubicado nos deja perplejos ante una auténtica obra de arte de la naturaleza. La pintura-cuadro es de museo.
A lo lejos un túnel abre paso al camino.
Seguimos el ancho camino principal sin pérdida posible.
Hasta un punto en el que nos desviaremos a la derecha.
Ahora entramos en un tramo de ascenso.
Hasta las ruinas de un antiguo cuartel militar alpino.
Varios carteles nos señalar el sendero a seguir, hacia el Passo Falzarego.
Ahora por estrecho sendero, con el sol perdiendo cota, seguimos a cierta altura sobre el valle.
Una nueva subida, hasta la base de las paredes.
Para entrar en otro tramo de desarrollo horizontal.
Con llegada al aparcamiento del teleférico en el Paso Falzarego. Ha valido la pena totalmente alargar el retorno.
En la zona un edificio de la A.N.A.
En el entorno del teleférico, el pequeño juega con un cañón, de los de matar, no de los de descender.
Es hora de iniciar ruta hacia otro destino y nuevas actividades. Detrás dejamos un lugar único, además de un museo a cielo abierta de una de las épocas más tristes y oscuras de nuestra querida Europa.
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