Nos desplazamos al atardecer al gran aparcamiento del refugio de Auronzo. Para acceder a la zona del parque se pasa por un peaje, que supone un total de 40 euros por 24 horas, pudiendo pernoctar en el aparcamiento. Al llegar a las proximidades del refugio, una señal nos indica una explanada para autocaravanas. Es verano y está prácticamente repleta, por encima de las 50 ACs. Nos metemos en el único hueco libre que parece queda libre. Las vistas son únicas y vale totalmente la pena dormir en autocaravana a algo más de 2300 metros de altura. Anochece y las temperaturas descienden. Es hora de dormir para hacer nuestra ruta al día siguiente.
Amanece un día soleado, desayudo y a patear. Sobre nuestras cabezas el Sasso di Landro. El resto del aparcamiento se ha llenado de coches. No solemos madrugar. Estamos en una ruta, de algo más de 11 kms., que se lleva bien y nos permite dormir lo que queramos. Madrugar en vacaciones para este tipo de rutas no tiene sentido.
Iniciamos el recorrido con unos pocos metros de ascenso que nos llevan al refugio de Auronzo (siguiente fotografía).
Por la parte de atrás del refugio cogemos camino ancho, desde el que disfrutamos de una panorámica, hacia el valle, única (siguientes fotografías). En este tramo no se aprecian desniveles.
A lo lejos vislumbramos lo que parece un mirador con un par de columnas-monumentos.
Sobre nuestras cabezas los tres grandes picos que nos acompañarán durante toda la ruta. En la siguiente fotografía se aprecia la Cima Piccola.
En verano es mucha la gente que recorre esta ruta. En unos pocos minutos llegamos a una iglesia dedicada a María Auxiliadora, conocida como "La Madonna del furto".
En la siguiente fotografía las 3 cimas desde la pequeña capilla.
En su entorno son muchos los altares-lápidas en memoria de soldados caídos en la primera guerra mundial. Más información sobre la capilla disponible aquí.
En el entorno de la capilla también encontramos un monumento en memoria de Paul Grohmann, montañero y escritor austriaco.
En una roca próxima nos llama la atención una pequeña cruz de madera con una placa "En recuerdo de nuestra querida Rosi, que murió aquí en un trágico accidente". Desconozco la historia de Rosi, me imagino que estará relacionada con un accidente en montaña aunque, pasado el tiempo, es bonito ver que hay gente que te recuerda y quiere.
Desde la capilla nos dirigimos a la zona del mirador, con lo que parecen dos monolitos.
Impresiona enormemente el ángel de la guerra de Lavaredo, monumento dedicado al 8º Regimiento, distinguido por haber repelido los ataques enemigos en el área de Sasso di Sesto en agosto de 1916. Tiene unos dos metros y medio de altura y es de hormigón. La base muestra diversos trofeos e inscripciones. Es realmente sobrecogedora.
El nombre que le dio el autor es en realidad "El espíritu de la Montaña" que, según las palabras del mismo, representa: "el espíritu de la montaña que corona la espada que lleva a los héroes al sacrificio por la victoria, la espada que clavó en la roca el enemigo".
El autor fue el escultor Vittorio Morelli (Ancona 1886-1968). También es el autor de los monumentos a los caídos de Offagna y Falconara Marittima y del primer monumento italiano a Pinocho.
La imagen del ángel de la guerra, con las tres cimas al fondo, constituye a todas luces una impresionante obra de arte. Aquí es fácil que la cabeza viaje en el tiempo a los años de la primera guerra mundial, y resulta también relativamente fácil el ponerte en la piel de aquellos pobres hombres que tuvieron que sufrir los peores años de nuestra historia reciente. Realmente es lamentable y patética la historia de esta nuestra "humanidad". Aunque todavía es más lamentable la historia reciente de aquellos que han derivado sus luchas a una guerra civil. Pasados los años, pocas cosas han cambiado, y cada día está más claro que tarde o temprano la volveremos a "cagar". Lo único que deseo y espero es que, como mínimo, se salte un par de generaciones.
En su base figura la inscripción "En la frontera inviolada, desde el Collado de Mezzo hasta el Bacher, el enemigo sobre el Sexten ganó, hasta la caído de todas las armas, el VIII Bersaglieri - 11 de noviembre de 1916".
En este mirador también se localiza una columna con cruz. Son variados los monumentos y placas en la zona.
Desde el mirador, a lo lejos, observamos el refugio de Auronzo.
Volvemos sobre nuestros pasos hacia la pequeña capilla.
Para seguir en ligero ascenso, y por camino ancho, hasta el refugio de Lavaredo (siguiente fotografía)
En el refugio varios visitantes están disfrutando de una cerveza. Recordad que no es barata la cerveza en Italia. Pasamos un rato observando a un grupo de "colgados", como cariñosamente referenciamos a los escaladores, en la Cima Piccola (siguientes fotografías).
Un par de vacas pasan olímpicamente de los muchos visitantes. Comer es lo primero.
Iniciamos el ascenso desde el refugio hacia el collado este de las 3 cimas.
Al llegar a unas construcciones en ruinas, posiblemente de la primera guerra mundial, cogemos un desvío a derecha, unos pocos metros, para asomarnos al lago de Lavaredo. Son algo más de 100 metros.
Volvemos a nuestro sendero principal para encontrarnos con un magnífico cuadro, pintura sobre madera, con información sobre las posibles rutas en la zona. Que maravilla, y sin ningún tipo de pintada impresentable, de esas que abundan en nuestras ciudades.
Desde este punto seguimos con ligero ascenso hasta el collado al este de las 3 cimas (siguientes fotografías).
En el collado nos espera una gran acumulación de hitos.
Y una espléndida visión.
Hacia el norte el gran valle y una potente cadena montañosa al fondo, !!!qué maravilla!!!
Seguiremos ruta hacia el norte, en dirección al refugio Locatelli. Desde este punto existen tres posibilidades a seguir. El ancho camino inferior, que discurre por el valle, constituye la opción para todos los públicos, siendo un paseo sencillo y agradable. La segunda opción es por un sendero estrecho a media altura de la ladera, por encima de una larga pedrera, en las proximidades de la base de la pared de la Cima Passaporto y del Monte Paterno. Esta segunda opción es la que seguiremos nosotros. Aunque no presenta dificultad, en el caso de participantes con vértigo o que no se desenvuelvan bien por senderos de montaña, preferible la opción primera por camino ancho. Existe una tercera opción que descubrimos en este punto, se trata de la vía ferrata Torre di Toblín e Luca-Innerkofler, que progresa por las paredes, a mitad de altura, pasando por diversas galerías y túneles excavados en la primera guerra mundial. Sin duda alguna, en el caso de disponer de equipamiento de vía ferratas, casco e iluminación, sería la opción más aconsejable. Incluimos un fichero kmz con la ruta circular de las 3 cimas pero con la variante de la vía ferrata Torre di Toblin e Luca-Innerkofler. En nuestro caso, optamos por la segunda opción que discurre entre la clásica y la ferrata para, al llegar al refugio Locatelli, hacer un pequeño tramo de la ruta de la ferrata.
En la siguiente fotografía las tres opciones posibles. En la parte inferior por camino ancho y cómodo, apto para todos los públicos. A media altura, el sendero que haremos nosotros y, en la parte alta, por la ferrata.
En las siguientes fotografías la entrada a los túneles de la ferrata, desde la parte alta del collado este de las 3 cimas.
En la siguiente fotografía se marca el recorrido inicial de túneles por su parte alta. Son varios las ventanas que se abren al valle.
Avanzamos por el estrecho sendero.
En las alturas observamos a varios visitantes por la ferrata.
Repetidamente miramos hacia atrás, con las imponentes 3 cimas. Bajo nuestros pies el camino principal de la circular, ancho y cómodo (siguientes fotografías). Esta ruta es apta para todos los públicos y totalmente recomendable.
Al fondo vemos varios picos, como el Sasso di Sesto, el Torre di Toblin, el Torre dei Scarperi o el Morgenkopf.
En el primer tramo del sendero, en la base de la pared, nos paramos ante el monumento en recuerdo de los fallecidos en el accidente de helicóptero militar del 9 de julio de 1974. En dicha fecha el aparato cayó trágicamente en el Monte Paterno, durante un ejercicio de la Brigada Treidentina. En dicho accidente, el teniente coronel Renzo Bufone, jefe de personal de Tridentine, el comandante Gianfranco Lastri, jefe de operaciones y el capitán Pilot Piermaria Medici, perdieron la vida. El monumento está formado por un gran águila de metal con un ala simbólicamente rota.
Para más información Grupo A.N.A.
Las montañas están repletas de recuerdos. Por desgracia, casi la totalidad de las placas y monumentos que nos encontramos son de los tristes. Tal vez tengamos que empezar a poner alguna placa en memoria de hechos alegres.
Son repetidas las miradas hacia atrás, para observar las 3 cimas desde distintas perspectivas.
A alguno le va la caña. Esa roca no parece tener un gran nivel de estabilidad. Pero bueno, cada cual se la juega como prefiere. Si haces muchas así, puede que algún día nos encontremos una placa con tu nombre. No vale la pena asumir ningún tipo de riesgo en este entorno.
El sendero constituye un perfecto balcón al valle.
Es una auténtica maravilla, un paraíso en forma de montaña.
A algunos caminantes le resulta un poco complicado alguno de los pasos, aunque en general no presentan dificultad alguna, siempre y cuando se este acostumbrado a caminar por la montaña.
En otros puntos se localizan pasarelas de madera en zonas de desprendimientos del sendero.
El refugio de Locatelli se vislumbra próximo (siguiente fotografía).
En la pared otra placa, esta más reciente. Por la fecha me imagino que de algún accidente de montaña. En ella figura, en alemán.:
Franz Vetterle
26-07-2004
Te extrañamos infinitamente
Tu familia y amigos
Tu familia y amigos
En la siguiente figura se aprecia un buen tramo de las dos opciones de ruta, el camino inferior y el sendero a media altura.
En las proximidades del refugio nos encontramos con otro de los atractivos del sendero, una galería de la primera guerra mundial.
Desde sus ventanas se observa gran parte del valle.
Entristece pensar en aquellos hombres que bajo la mira de sus fusiles tenían bajo su poder la posibilidad de quitarle la vida a otro ciudadano de esta actualmente llamada Unión Europea. Afortunadamente en la actualidad estas ventanas de muerte se han convertido en miradores hacia uno de los entornos más bonitos y espectaculares de la tierra.
Dejamos atrás nuestra oscura historia para seguir nuestro sendero.
La llegada al gran refugio es inminente.
Desde la pradera una nueva mirada a las tres cimas.
Hacia el valle contrario, dirección este, desde el mimo refugio, el Lago dei Piani (siguientes fotografías).
En este punto se seguiría sendero hacia el collado oeste de las 3 cimas pero, en nuestro caso, decidimos volver sobre nuestros pasos pero, en esta ocasión, por la ruta de la ferrata. Haremos ida y vuelta por dicha ruta hasta el punto que estimemos oportuno. No llevamos equipamiento de ferratas, ni tampoco iluminación, por lo que iremos valorando el recorrido en cada tramo. Totalmente recomendable, en el caso de visitar la zona, meter equipamiento, caso e iluminación.
Inicialmente nos dirigimos por la cuerda rocosa, a cierta altura sobre el sendero que traíamos. Un una pequeña aguja un padre e hijo practican escalada.
Por sendero vamos ascendiendo por la cuerda de la montaña.
Cogiendo altura lentamente.
De una galería salen algunas personas, equipadas con arneses, disipadores, casco e iluminación. Esto tiene pinta de que …
Ante la falta de iluminación, la aplicación linterna de uno de nuestro viejos móviles hace la función. No es mucho para iluminar a cuatro personas, pero como buenos espeleólogos, estamos acostumbrados a la oscuridad. Como mínimo es aconsejable llevar un par de frontales y casco para el tramo que hacemos.
En este primer tramo son variadas las ventanas al valle, así como las galerías, apuntaladas con troncos.
En muchas de ellas pequeñas ventanas a modo de puestos de tiro se abren hacia el valle. Ellos juegan a la guerra, disparando con sus palos de caminar, indiferentes a la espantosa historia de nuestra querida Europa. Tal vez los centros educativos deberían plantearse nuevas formas de transmitirles nuestra historia.
Por empinadas escaleras vamos ganando altura a gran velocidad. Varias agujeros dejan entrar la luz.
Las ventanas de vigilancia y tiro ahora se abren a mayor altura. Los caminantes se ven pequeñitos en el fondo del valle. Mi cabeza no deja de tratar de ponerse en la piel de un soldado con su fusil, con una de esas pequeñas manchas en su punto de mira. Un simple movimiento de su dedo, y …
Hacia el este de la cuerda las ventanas nos descubren otro valle espléndido.
Seguimos subiendo en todo momento, de galería en galería.
Ahora todavía se divisan más pequeños los caminantes del valle.
Cada vez más cerca de las nubes.
Con una estampa muy diferente del Lago dei Piani.
Alguna galería ha sido parcialmente bloqueada, por riesgo de desprendimientos.
Una gran habitación nos da acceso al valle por dos pequeñas puertas.
En otro punto nuevas placas en recuerdo de varias personas. La central, en alemán, referencia un accidente acontecido el 9 de septiembre de 2000, un recuerdo de compañeros de clase y amigos. Las montañas se van llenando de este tipo de placas que, desde mi punto de vista, dejan constancia de lo frágiles que somos ante las montañas y, por encima de todo, que la seguridad debe primar en toda actividad en la naturaleza.
Después de este punto una larga galería, ascendente, con mucha pendiente, en la que la luz desaparece por completo, nos hace ganar una buena cota. Aquí el móvil con su aplicación de linterna se utiliza de forma intensiva. No es lo más adecuado para iluminar, pero hace su servicio.
Después de la galería, llegamos a una ventana. Pared a arriba se despliega un cable de seguridad de la ferrata. Ascendemos un par de tramos para ver la viabilidad de continuar, contando con que van dos niños y no disponemos de arneses, ni disipadores. Después de evaluar los tramos, primando la seguridad, especialmente de los pequeños, nosotros somos viejos, decidimos volver sobre nuestros pasos. Al respecto, las muchas placas existentes en la montaña ayudan a tomar este tipo de decisiones.
En la siguiente fotografía descendiendo por el largo túnel.
De regreso nos tomamos nuestro tiempo para disfrutar de las vistas desde las varias ventanas de vigilancia.
Somos espeleólogos y la oscuridad de las galerías es algo coloquial y con lo que los pequeños están muy familiarizados-acostumbrados.
Desde otra ventana observamos el refugio Locatelli.
La cuerda de la montaña es estrecha en algunos puntos. Con girar la cabeza tenemos ante nosotros dos valles diferentes.
Las galerías están perfectamente apuntaladas para evitar accidentes.
De vuelta al refugio, iniciamos sendero hacia el collado oeste de las 3 cimas. En una repisa-balcón, acompañados de un par de hitos, hacemos una parada para comer. Ningún restaurante del mundo puede competir con este entorno en vistas.
Multitud de señales indican las varias posibilidades de rutas desde este punto.
En dirección suroeste nos dirigimos hacia las tres grandes moles.
Un sendero estrecho de fuerte pendiente descendente nos lleva al valle. Infinidad de palabras y figuras han sido creadas en el campo con piedras de caliza. Esta claro que los humanos nos afanamos en alterar el entorno nos guste o no.
Desde la pradera del valle volvemos a iniciar un ascenso suave, hacia el collado.
Las paradas son frecuentes. En cierto sentido da pena dejar este valle, y tratamos de grabar bien en nuestras cabezas estas imágenes para llevarlas con nosotros. La cámara de fotos también hace de las suyas, aquí no para de trabajar.
A cierta altura nos encontramos con un refugio de menores dimensiones que los anteriores, el de Langalm.
Ahora con panorámicas de las 3 cimas desde el noroeste. Estos tres picos nos han acompañado durante la totalidad del recorrido. También se observa un sendero que por la pedrera de la base de los picos atraviesa directamente del collado este al oeste.
Volvemos a entrar en otro tramo de ligero ascenso.
Atravesando una potente pedrera.
Hasta el mismo colado, en el que un cartel nos recuerda que estamos en un parque natural, el de las "Tre Cime".
Ahora giramos hacia el sureste. El aparcamiento de partida está próximo.
A lo lejos, en el valle, observamos el lago d'Antono y el lago di Mirsurina.
Otro tramo más, con las impresionantes vista del mote Campedelle al fondo.
Una concentración de algo más de 100 hitos nos sale al paso. La acción del hombre siempre modificando el paisaje.
Para de inmediato llegar al aparcamiento y punto de partida-llegada de esta fantástica ruta. Son muchos los recuerdos e imágenes que nos acompañarán. Hemos tratado de dejarlas bien grabadas en nuestros maltrechos cerebros. Han pasado dos meses y todavía hoy escuchamos a los pequeños frases del tipo.: "ojala estuviésemos en Dolomitas" o "queremos volver a esas montañas".
Queda mucho día y decidimos descender. Con nuestra casa con ruedas bajamos la dura pendiente y hacemos una parada de unos minutos para observar el Lago di Misurima. Es hora de desplazarnos a otra de las muchas zonas únicas de los Dolomitas.
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