Desde la misma autovía A-1, a la altura de la localidad de Eguino, observamos las grandes dimensiones de la boca de cueva de la Leze, salida de la travesía, con cerca de 80 metros de altura. En esta actividad atravesaremos de norte a sur el macizo de la Sierra de Altzania, por este espectacular curso de agua bajo tierra. El río Artzanegi atraviesa este macizo calizo formando un estrecho pasillo en cueva con todo tipo de dificultades. En el caso de ir con niños, recomendable los meses de estiaje, cuando el caudal es bajo. Material necesario.: 2 cuerdas de 25 metros + cuerda de "backup", neopreno completo, iluminación sumergible y equipo de progresión vertical. Actividad a un único coche.
Antes de nada, incluimos un álbum, reportaje fotográfico de la travesía de la Leze.
Quiero enviar un fuerte abrazo a mi buen amigo Pablo Fernández. La distancia, familia y rutina nos separa, aunque en ocasiones los muchos recuerdos de lo vivido juntos me acompañan. Fueron variadas las ocasiones en las que Pablo me habló de la Leze. Curiosamente nunca había llevado mis huesos a esta maravillosa cueva. Y que mejor que visitarla por primera vez que en compañía de los espeleólogos más pequeños.
En la zona de aparcamiento próximo a la Leze, nos encontramos con un grupo preparándose para la travesía. Me acerco y entro en contacto con Josetxo Arevalo, de la empresa Goiur Abentura. Como desconozco la Leze, le pregunto sobre qué ruta de aproximación, de las dos posibles, me recomienda. Es una maravilla encontrar técnicos en empresas del sector, dispuestos a ayudar e informar a los practicantes de este deporte. Este grupo entró por delante de nosotros. Al salir de cueva, paramos a darles de comer algo a los niños. Cuando regresábamos al aparcamiento nos encontramos a Josetxo y a una compañera que volvían a boca de cueva para ver si habíamos salido. Vieron que íbamos con niños y, una vez fuera con sus clientes, estuvieron pendientes de nuestra salida de cueva. Todo un caballero de la espeleología. Muchas gracias Josetxo. Sobra decir, que en el caso de que no seas del mundillo, y no tengas unos buenos conocimientos de progresión en cueva y cañones, es totalmente recomendable que recurras a las empresas del sector, y mucho más si vas con niños. Ellos te proporcionarán todo el material necesario y te guiarán de una forma totalmente segura en este tipo de entornos.
Antes de nada incluimos fichero kmz con el track de aproximación. Al respecto, existe dos posibilidades en cuanto a la aproximación, una más corta, pero con mayor pendiente y una zona en la que, en el caso de niños, será aconsejable montar cuerda y, otra, más larga, pero con menor pendiente y dificultad. En nuestro caso, seleccionamos la corta aunque, en tiempo, son similares, dado que montando cuerda, se sumarán unos cuantos minutos extra.
- Fichero kmz de la aproximación utilizada por el margen izquierdo del curso de agua.
- Fichero kmz de la otra aproximación, posiblemente sea la más recomendable para la actividad, por el margen derecho del curso de agua.
Todo tipo de información sobre esta travesía, dificultades, equipamiento, topografía, etc., disponible en wiki-infobarrancos de la Leze.
Desde el aparcamiento cogemos camino próximo a la boca de la Leza, por el margen derecho del curso.
No más de 100 metros y nos encontramos con una larga cadena que asciende por un sendero.
Seguimos dicho sendero en todo momento.
Hasta llegar a un tubo.
Luego la pendiente se incrementa y las vistas mejoran progresivamente.
Sin perder el sendero principal, nos alejamos de la zona de la Leze, para luego hacer un giro a izquierda que nos llevará hasta la cuerda de la montaña.
Las vistas nos hacen parar para disfrutar del espectáculo.
Desde la cuerda de montaña, siguiendo el track, iniciamos un descenso que, aunque es destrepable, recomendamos totalmente montar cuerdas, especialmente en el caso de llevar niños. La caída en esta zona es de más de 30 metros. Aunque en nuestro caso destrepamos el primer tramo, para montar cuerda en el segundo, sobre natural a un árbol, recomendamos descender en cuerda desde la parte superior, encadenando o fraccinando a los 10 metros aproximadamente.
En el segundo tramo montamos cuerda, con una vertical de unos 25 metros. Uno de los adultos destrepa esta zona por la derecha. Progresar en cuerda es mucho más seguro.
En la base de este tramo, iniciamos un descenso pronunciado por bosque. Cuidado con los resbalones.
Hasta que apreciamos la hoya de la Leze, con la boca de entrada a cueva, también de grandes dimensiones.
Toca pasar a modo neopreno, en una pequeña explanada ideal para tales tareas.
Por el margen derecho, una vez atravesamos el curso de agua, hay cabeceras para iniciar el descenso, en esta zona en seco. Para lo próximo descendemos por el agua.
Estamos en principios de agosto, y el caudal es bajo, algo que se agradece, especialmente con niños.
Ellos esperan en una gran repisa para juntarnos.
Empezamos por un largo pasamano, montado con cable en fijo, en el margen derecho.
Al final del pasamanos nos metemos en cuerda para acceder al curso de agua.
Desde la parte superior cae el agua formando pequeños saltos.
Las instalaciones son perfectas. En muchos casos con largos pasamanos para asegurar la progresión a la vertical. E incluso con pasamanos en ambos márgenes, para poder optar a una progresión fuera o dentro de línea de agua. También, no es el caso, para hacer el descenso con fuertes caudales.
Derecha e izquierda, vamos progresando en varias y pequeñas verticales.
Atrás dejamos los últimos rayos de luz de la boca de entrada.
Delante lentamente se hace una completa oscuridad.
En varias dificultades, contando con un caudal bajo, buscamos las instalaciones que nos permitan progresar en agua.
El frío, con este caudal, no hace acto de presencia en ningún momento. La temperatura del agua, para estar en cueva, es más que aceptable. Además, no son muchas las ocasiones en las que nos sumergiremos de cuerpo completo.
Los grandes bloques empotrados entre las estrechas paredes nos llaman la atención.
Ellos empiezan a ayudar en las tareas de mover cuerda.
Aunque no debemos olvidarnos que son niños, y jugar es su principal objetivo.
Progresión en cuerda, de poca dificultad técnica, considerando este caudal bajo, es la tónica general.
Siempre haciendo el pinzas, que si una oposición por aquí, que si ....
Observando nuevos empotres de bloques.
El más pequeño siempre dispuesto a ayudar con las cuerdas.
Con alguna dificultad aérea.
Toca recoger cuerda.
Los tramos entre verticales no son largos. Progresamos con calma, con algún que otro destrepe.
Miro atrás, y me lo encuentro jugando a hacer sombras con la luz de su frontal. Realmente están acostumbrados a moverse en cueva. La oscuridad y estos entornos empieza a resultarles bastante amigables.
Las dificultades suelen tener pasamanos para asegurar la progresión a vertical.
Ellos siempre buscando todo lo que pueda parecerse a un tobogán, por pequeño que sea.
Algunas verticales, en agua, son realmente estéticas.
Progresamos por un largo, estrecho y sinuoso pasillo, con el techo a gran altura.
A lo lejos se aprecia algo de luz. Estamos en las proximidades de la inmensa boca de salida.
Aunque todavía nos quedan unas cuentas dificultades. Esto no se ha acabado.
Ellos siempre encaramados a las paredes.
Ahora sí, esto parece que llega a su fin. Los contrastes hacen sus típicos juegos.
Pues no, no se termina, quedan unas pocas dificultades, estas en un barranco exterior, aunque todavía la gran techumbre de entrada nos da cobijo.
Una sucesión de dificultades en cuerda sin tiempos muertos constituyen esta tramo final de la travesía.
Con algún salto de agua espectacular, como el de la siguiente fotografía.
Para llegar al sifón. Sifón!!!. Con este caudal tenemos una bonita ventana sobre el agua para pasarlo sin dificultad alguna.
Hasta llegar al muro de una pequeña represa, saltable, que supone el final de la actividad.
Desde este punto, poco más de 40 metros y salimos a un prado. Continuaremos por el camino para, en unos pocos minutos, llegar al aparcamiento de partida. Una preciosidad de travesía.
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