Siete de la mañana, sábado, suena el despertador. Puñetazo para que se calle. ¿Qué leches hace este sonando un sábado a estas horas si hoy no trabajo?. Pasan cinco minutos, mi cerebro consigue hacer las primeras sinapsis del día, …, que me tengo que largar cagando leches a Quiroga, hoy es la Jornada de Limpieza do Regueiro de Campodola.
Diez de la mañana, llego al punto de encuentro de los participantes en la jornada. Aquí esperan varios miembros del Xeoparque Montañas do Courel, que han organizado una serie de jornadas de limpieza en barrancos y cuevas de la zona. Nuestra más sincera enhorabuena y gratitud al Xeoparque por este tipo de iniciativas y por poner a disposición de los participantes el equipamiento de limpieza y los medios necesarios para desarrollar esta labor con total seguridad.
En la zona, lo esperado, casi siempre los mismos locos de este tipo de actividades, varios excoordinadores, nuestro bien querido exjefe de equipo Luis; así como exespeleosocorristas del antiguo y extinto Grupo de Espeleosocorro Gallego, junto a un nutrido número de fantásticos espeleólogos y barranquistas de distintos puntos de Galicia. También participan varios miembros del Geoparque que han trabajado duro, tanto en la organización de esta jornada, como a pie de campo en la limpieza. Me sorprende que casi siempre repite la misma gente, una y otra vez, en este tipo de actividades. Como solemos decir, antes movíamos camillas, ahora traccionamos mierda. Creo que sobra decir que muchos de estos individuos, se integran actualmente en un grupo anárquico que se hace llamar GRM (Grupo Recoge Mierda). A falta de camillas, toda mierda fuera de los barrancos y cuevas es buena. Esta gente es, sin duda, lo mejor de lo mejor, consiguiendo un ambiente en actividad que únicamente se vive en este tipo de jornadas, y con esta tipología de deportistas.
Después de proporcionarnos información sobre el desarrollo de la jornada, y hacerse grupos, según la planificando de tareas, nos desplazamos al río. Se ponen señales en la carretera para avisar del peligro de espeleólogos sueltos en la calzada. En cabecera de río un nido de material perfectamente organizado, así como todo tipo de equipamiento de limpieza. Todo son facilidades. En esta zona, en un foso de 4 o 5 metros, se acumula una cuanta basura. Río abajo, dispersa por el cauce, otra mucha.
En esta ocasión no se percibe un gran volumen de basura, pero si una serie de elementos de ciertas dimensiones y peso. El Regueiro, perfectamente equipado en fijo, con pasamanos en casi todas las cabeceras, para una progresión totalmente segura, nos espera (aquí nuestro excoordinador se lo ha currado bien).
Accedemos por una rampa de piedras, algo inestable, para llegar a la cabecera de la primera dificultad, una C27. Los participantes se van ubicando, siguiendo las indicaciones del jefe de equipo Luis (ha vuelto, nosotros te seguimos). Varios en cabecera, otros a base de dificultad. En la zona se recoge basura varia en un Big Bag. En esta zona observamos también dos guardarrailes de carretera, una rueda de camión prácticamente enterrada, y unos grandes pipotes de hormigón con viga de hierro de carretera. El primer rail se localiza a poco más de 20 metros de la base de la cascada, semienterrado y empotrado por bloques de piedra. Conseguimos liberarlo, no sin algún susto, y depositarlo en la base de la cascada. Mover estas piezas requiere cuidado y cariño. Un volteo de alguno de ellos, en el caso de impactar con un participarte, podría producir alguna lesión (sus bordes no se ven amigables). No es una camilla, no lleva un herido, pero cuando están próximos los tratamos con cariño y delicadeza.
Entre esta C27 y la siguiente dificultad, una C26, nos encontramos un tramo de río con un buen número de resaltes. Bastante próximo a esta segunda cabecera, un segundo guardarrail, también bastante enterrado. Aquí toca darle un poco para desenterrarlo y, lo peor de todo, portearlo hasta la base de la C27. Con calma ambos guardarrailes se traccionan desde cabecera, con retención desde la base para evitar enganches. Arriba, a otros le tocará el porteo a carretera.
Otro grupo sigue río abajo, tras descender la segunda dificultad, una C26. En esta zona se ubican dos guardarrailes y un bidón, entre otra basura menor. Con calma, se monta en cabecera tracción con desmultiplicación y se iza tanto el guardarrail como el bidón, siempre con mucho cuidado en la maniobra de llegada a cabecera. Ahora toca la parte dura, el porteo de estas piezas a la base de la C27 superior para, con nuevas tracciones con retención, dejarlo en cabecera de esta dificultad. Aunque esta parte nos la perdimos, arriba, otros participantes portean el material hasta carretera. Aquí hay trabajo de sobra para todos. También movemos por esta dificultad un Big Bag con basura varia.
Cuando descendemos hacia la segunda dificultad, ligeramente apartado del cauce, se localiza una rueda de camión bastante enterrada. Son casi las seis de la tarde y toca seguir, se desentierra y, con ayuda de unos barranquistas que estaban haciendo el descenso, se portea hasta la base de la C27, metiéndose en cuerda para izarla a cabecera.
Otro grupo había seguido río abajo, recogiendo basura varia, así como sacando una gran rueda de camión, en este caso, río abajo, hacia Campodola. Hemos relatado lo vivido por un pequeño grupo de participantes, ubicados entre la primera C27 y la segunda C26, aunque casi podemos decir que lo vivido por el resto de grupos en los distintos puntos del río, es similar.
Al final de la limpieza, hacemos el descenso río abajo, felices por poder seguir los principios que nos transmitieron las abuelas.: “De bien nacido es ser agradecido”. Todos nosotros le debemos mucho a ríos y cuevas, en ellos hemos pasado algunos de los mejores momentos de nuestras vidas. Devolverles ese favor, intentando quitar la basura que los puebla, es lo mínimo que podemos hacer. Su salud es nuestra salud. En esta ocasión, salimos algo tristes. No ha sido basura “convencional” la que nos hemos encontrado. Estos elementos claramente nunca deberían haber llegado a estos lugares. Queremos hacer un llamamiento a instituciones y empresas para que traten de ser lo más respetuosas posibles con el entorno natural. Y si por algún motivo tienes claro que vas a arrojar basura al entorno, especialmente de este tipo, por favor, abandónala en zonas de fácil acceso, y recuerda, “El nunca lo haría”, no lo abandones.
Desde el mirador del pliegue de Campodola, Dani nos imparte una espectacular lección magistral sobre la formación de dicho pliegue, los modelos matemáticos que permiten predecir las formaciones en geología, el uso del estudio de magnetismo para poder establecer o acotar tiempos, las extinciones o el cambio climático. Todo ello amenizado con una pizarra improvisada en un cuaderno.
Finalizamos, al anochecer, con una cata de vinos de la bodega Atrium Vitis, que elabora unos vinos, tanto blancos como tintos, de los denominados de parcela. Una delicia, más que de autor, que también, podríamos decir que de parcela. En su elaboración juegan con distintas tipologías de parcelas de la zona del Xeoparque obteniendo un producto de gran calidad (gracias Ana por aguantarnos y enseñarnos algunos de los secretos del vino). Cerramos la jornada con una cena en el Resturante de la Playa Fluvial de San Clodio.
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